lunes, 16 de noviembre de 2009

XIII GÉMINIS.


XIII CERTAMEN GÉMINIS: CONCURSO NARRATIVA BREVE. AYTO. DE ASPE.


El pasado sábado 14 de noviembre se celebró la entrega de premios de dicho concurso, recibiendo un Accesit al mejor relato de autor aspense. La obra premiada fue "Azar".

LAS PALABRAS


LAS PALABRAS.
“-¡Vaya, soy la primera!, lo intuía. Todavía no ha llegado nadie. Si es que ya se sabe la puntualidad no es el valor predominante en estos tiempos. Todos vamos deprisa, robando minutos al reloj, con la triste ilusión de hacer más cosas a la vez , y en realidad hacemos, pero menos y peor. Nuestra dueña suele ser de esas, no de las que llegan tarde, sino más bien de las que se afana en recuperar cada minuto para estrujarlo y aprovecharlo al máximo. Esta noche sin ir más lejos pretendía crear una historia, le gusta escribir. Y me atrevería a decir, que no lo hace del todo mal. Su cabeza no deja de dar vueltas, intenta encontrar las palabras adecuadas; tras unas horas opta por abandonar, aquel dolor de sien junto a su resultado frustrado ya le había generado bastante ansiedad. Cierra su portátil con apenas un garabato sin sentido y cambia de escenario. Acostada sigue pensando, suelen venirle grandes ideas a esas horas y en esa posición, por favor, que nadie pregunte la razón. Hasta que el sueño la vence”-.
Quedamos atrapadas en sus recuerdos inmediatos, como si de un baile se tratara, vamos saliendo una a una a la pista iluminada por esa luna llena que acierta a colarse entre las rendijas de la persiana. Yo soy la primera, permítanme que me presente: Jacarandá, para servirles, creo que mi ama y señora me tiene en mente, me asocia con una de sus canciones favoritas del gran Jorge Drexler. Pero en realidad está obsesionada conmigo, no sabe qué puesto darme en su historia, ni a quién cobijar bajo mi sombra. Voy y vengo a su pensamiento como un columpio incapaz de tomar tierra, y este hilo conductor de sus pensamientos subconscientes muestran la traición de su ocultismo, poniendo de manifiesto, a través de mi, todo ese mundo secreto y privado.
Llega mi compañera la melancolía, de naturaleza triste y pensativa, parece que nuestra bella durmiente tiene un sueño de amor, y aunque su primer instinto es de atracción, la suerte no juega a su favor; los dioses la han abandonado. Y la magia del momento se pierde y se confunde como un grano de arena en el desierto. Una vez más ese amor inicial se ha transformado en amistad. La mariposa del sexo y la lujuria se disipan en la lejanía, y su espíritu somnoliento y lleno de escarcha busca un refugio, una cueva en la cual guarecerse hasta que amaine la tormenta, y cada nube ceda su terreno al sol.

Gira, cambia de posición en la cama; la melancolía y yo esperamos ansiosas la visita de una nueva colega, el baile en pareja comienza a cansarnos, pasar a ser un trío tendría su morbo. Y cual es nuestra sorpresa, de repente se unen a nuestra danza las madreselvas con pétalos de color ámbar envolviendo con su aroma cada rincón de la habitación. Formando un quinteto variado iconoclasta de cualquier síntoma de nostalgia. Jugamos en corro, formamos una cadena, todo es algarabía y jolgorio. Por fin van acudiendo a la cita.- ¡Silencio!, bajar la voz, o la despertaremos y nos tocará regresar cada una a su página-.
La música cesa, el silencio mueve ficha en esta partida de ajedrez y toda nuestra atmósfera cambia, la incertidumbre nos apresa. No sabemos qué pasa por su cabeza, comenzamos a ver algo. Parece que está viajando, en sus sueños visita lugares recónditos y sin sentido, a lomos de su unicornio, apareciendo frente al luminoso ultramarino barlovento el cuál ha perdido su “s final” azul turquesa, era una antigua tienda del barrio. Las imágenes se agolpan y se suceden como flases, fogonazos que la devuelven a esa hoguera de inmundicia, esa que le recuerda todos los planes incumplidos, las promesas rotas, de quién antes la quería y ahora ya ni le importa. La alacena de su alma se llena de sensaciones caducas y negativas; se agita, parece insegura y se agarra a la cama, su cuerpo siente caerse al vacío, intenta incorporarse y colocar los pies en algo fijo y seguro, cree que duerme en litera, tal vez en la de algún albergue, como acostumbra en sus viajes mochileros. De repente aparece agarrada a la bajante de su edificio. No entiende que ocurre, no es la única, su cara lo demuestra, ni qué significa cada destino, pero parece que recupera la calma, presuponemos, un aterrizaje seguro. Y vuelve a recostarse. La pesadilla ha cesado, respira tranquila, parece que descansa. Su sueño se vuelve profundo. Nosotras recuperamos el aliento y nos disponemos a reanudar nuestra particular fiesta.
¿Qué es eso?, no se oye nada. Su actividad mental ha cesado, y nosotras como hierático canto de sirena somos arrastradas a un rincón de la pasividad y la nada. Mis hermanas las palabras van desapareciendo, han perdido su poder, carecen de vida. En breve me esfumaré. Tan sólo la sabiduría y el buen hacer de quién decida pronunciarnos logrará resucitarnos de este letargo. Y de nuevo seremos útiles. Sólo la transmutación del silencio nos hará protagonistas.
Ring-ring-ringggggggg. – ¡No, maldito despertador!, otra vez se ha vuelto a atrasar. Llegaré a tarde a mi cita. Tengo que tomar algo, mi cabeza parece embotada. Oportuna charla sobre las palabras y su uso, justo ahora cuando lo que más deseo es guardar silencio. Menuda pesadilla.

Entre unicornios, palabras bailando al son de mis pensamientos y viajes a destinos sin sentido, no ha habido quien descansara esta noche. Y por si fuera poco un perlado con sotana negra me perseguía ¡Ay sueño profundo y reparador, quién te pillara!-.
- “Schischisssschhhhhc, ya estamos de nuevo en marcha, somos nosotras, las palabras”-.