viernes, 26 de febrero de 2010

MICRORRELATOS: EDEN PERSONAL.


EDÉN PERSONAL.

Tacones golpeando el suelo, contoneo de caderas, falda ladeada marcando sus formas fuera de perspectiva. Esa melena rizada ondeando caprichosa según la brisa del mes de abril. Un perfume intenso, penetrante que corta el sentido. Que te transporta a un edén, paraíso perfecto inaccesible para los simples mortales, esos que madrugan, sudan y se desmemorian con el paso del tiempo.

¿Tal vez he muerto y estoy en mi cielo? Entorno repleto de hermosas mujeres, de formas, esencias, manjares y colores propios de otra categoría, de otra dimensión. Perfección a mí alrededor y yo tan mediocre.

En esta escuela de la vida uno aprende demasiado tarde. La veteranía y la experiencia se nos conceden como medalla póstuma, reconocimiento que nos llega cuando carecemos de sentidos. Y son otros los que las recogen en manos tarambanas. Para encerrarlas en una vitrina o conservarlos en un álbum, casi olvidado en el recuerdo.

Dicen, que aquí no sirve de nada los títulos, ni los meritos terrenales. Eso me salva. No hay duda estoy en el cielo. ¡Que gloria haber llegado! Por fin un poco de vida, de buena vida.


NIEVES JUAN GALIPIENSO.
26/2/2010.