viernes, 16 de abril de 2010

SUEÑOS EN TUTU ROSA.



SUEÑOS EN TUTU ROSA.

Soñaba con ser bailarina, de esas con medias blancas y tutu, no la frenó ni las risas de sus compañeras, ni esos quilos de más, Soraya rompió su hucha para comprarse las primeras zapatillas de cintas. Sus padres asombrados apoyaron su proyecto, llevándola a clases de ballet como actividad extraescolar. Le dieron tres meses de prueba, pensaban, que se cansaría y abandonaría, esto era otro capricho más de última hora.

Ninguna de sus mejores amigas compartía esa afición, fue sola, empezó sola y ha seguido, continúa, ahora, rodeada de compañeras, alguna de ellas amiga. Madrugó, invirtió sábados y festivos practicando. Entrenó fuera de horario, se privó de chuches y disminuyó el consumo de chocolate. Sudó lo que no estaba escrito. Y aquellos pliegues se alisaron, dejando ver unos músculos más acentuados. Su figura mejoró por momentos, y aunque sus caderas y muslos revelaban su talla, logró bailar y moverse al son del vuelo de una mariposa en busca de alguna flor preciosa.

Su familia empezó a cuestionarse su cordura, y el capricho, según ellos, pasó a obsesión. Soraya estrenó mallot, debutó coreografía, recibió aplausos, y siguió bailando. Esa niña regordeta, caprichosa y veleta encontró su lugar entre punteras y vendajes, entre pasos alados armoniosamente articulados, entre piruetas y equilibrios.

Aquel antojo, hoy es vocación y profesión. Y su primera lección siempre comienza con estas palabras: - Cada uno de vosotros será quién dese ser, nadie tiene poder para anular vuestros sueños, si creéis en vosotros mismos, no necesitaréis estar secundados. Bailar sintiendo, sentir en clave de sol y vivir al compás de vuestras ilusiones y anhelos. Sólo así llegaréis a ser primer bailarín o bailarina, auténtica persona y reina o rey de vuestras vidas.-

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/4/2010.

CUENCOS EN VERSO.



CUENCOS EN VERSO.

Hijo de alfarero y nieto de tornero, Jonás prefería regalar versos. Acompañaba a su padre en las ferias, más por obligación que por vocación. Escaqueándose, siempre que podía. Amigo de todos, seductor de lo femenino, encandilaba con su verborrea.

Antonio, mayor y cansado, deseaba legar su horno y ser relevado por su primogénito, esfumándose de él, su escaso interés entre rimas, versos y sueños.

Aquella tarde buscó en la quiromancia su aliado perfecto, que dejara patente, ante su padre, su verdadero sino. A él le creería, este viejo vidente, curandero y tallista de cristal, testigo directo de amaños y chantajes, vio llenarse su cofre de monedas, Antonio pagó su deseo paternal.

Los posos de café hablaron: - alfarero.- Jonás sonrió y emocionado respondió:
- sí, seré alfarero de poemas, modelaré versos y coceré rimas.-

Fue el primer alfarero de las letras. Sustituyó el papel por el barro, las flores por versos y los colores por rimas variadas, llenas de musicalidad. Jarrones, cuencos, vasijas y platos llevaban su sello, altamente literario, bello, original y útil.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
12/4/2010.

APARIENCIAS.



APARIENCIAS.

Hacíamos cola en la caja del banco, delante de mí una esbelta figura se alzaba casi toda de negro, sobre tacones vertiginosos. Su melena morena camuflada en aquellas mechas rubias cubría su espalda. Perfume de violetas y bolso amplio con hebillas y tachuelas.

Revisaba mis cuentas, y preparaba todo lo necesario para agilizar la tarea del cajero. La gente se amontonaba, y no había tiempo que perder. Se gira y me mira de reojo, como un gesto instintivo, como parte de su movimiento, del contoneo de su cabeza, cambiando de postura.

La miro de frente, maquillada hasta la saciedad, sus ojeras, imposibles de disimular, despiertan mi imaginación. Mi mente comienza a recrear la noche anterior. Tal vez estas ojeras escandalosas sean fruto de un rato de pasión, de una fiesta para dos, desconocidos y cómplices del placer de la oscuridad, el alcohol y la excitación. Tal vez el tiempo haya volado entre besos y caricias, repleto de jadeos y vacío de sueño y descanso.

Ya me toca, por fin, y suena su teléfono. Contesta mientras abandona la cola, cediéndome su lugar. No puedo evitar escucharla:
- Si, buenos días, bueno no muy bien. De seguir así tendrán que ingresarla. Faltan los resultados de la última prueba. ¿Pablo y Ana? Se han quedado en casa de mi cuñada, pero a media noche he tenido que salir a por ellos, estaban muy nerviosos.
Así que regresamos a las tantas y por fin se han dormido. ¿Yo?, pues he descansado acostada, pero sin pegar ojo. Si, intentaré dormir siesta, aunque lo tengo difícil. Gracias, no te preocupes, me apañaré. Hasta luego, ya te llamo, hasta luego.-

Indudablemente nada es lo que parece.


NIEVES JUAN GALIPIENSO.
12/4/2010.