viernes, 15 de octubre de 2010

SÍ, PRESENTE...



SÍ, PRESENTE...

Acampé entre tus labios y tu pecho, en esa zona, aún permitida, rodeada de cuerdas vocales. Sonaba tu campanilla y salía al ring, a comerme el mundo, a devorar cualquier instante feliz sin apenas paladear, para que tu sabor de boca tan sólo fuera amargo.

Entiéndelo debía asegurarme mi futuro en ti, si sólo recordabas lo negativo seguiría viva en tu mundo, ese que te construiste hace un tiempo, cuando los reveses bloqueaban tu red y perdías cada set.

Primero fue tu trabajo, aquel estrés por ser el mejor, después fue la falta de éste, y tu sentimiento de inutilidad. Razones no te faltaron para invocarme cabreado, decepcionado.

Tu salud se deterioró, la dejadez alimenticia y deportiva te pasó factura, otra más que añadir a mi lista. Los meses pasaban y nadie tocaba a tu puerta o llamaba a tu móvil último modelo. Estabas insoportable y Ana se marchó, normal, ¿no sé cómo aguantó tanto?

Dejaste de hablar, de salir, de buscar. Y yo me convertí en la reina de tus sueños, en la vigía de tus pasos. Monté guardia y custodié mi imperio. Ahora te preguntas por qué, y uno de mis peores enemigos dice ayudarte a mejorar, a vencer esta tentación de tenerme presente una y otra vez.

Si te sirve de consuelo te diré, que no eres el único. A veces no doy a vasto con tanta solicitud, tal vez será la crisis, ¿o quién sabe? esta soledad inoportuna, la falta de amor y cariño, o ese descontento generalizado que anula voluntades, váyase usted a saber. Sea como sea siempre acuden en mi busca, aunque no sirva para nada.

Pues bien, es mi turno, ahora me quejo yo, de tanta queja. Cambien sus comentarios, disfruten de lo bueno, transformen lo malo, y por favor permítanme descansar, creo que ya me lo merezco.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/10/2010.

ENFERMIZO



ENFERMIZO.


Mezquino, mal intencionado y paranoico, ese soy yo. Aparezco con o sin razón, generalmente sin ella. Aniquilo, arraso y destruyo cualquier atisbo de confianza.

Dudo de todo, hasta de mi mismo y me apodero de las voluntades. Posesivo, asfixiante y controlador voy ganando terreno, lo blanco parece negro y lo negro gris.

Siembro la incertidumbre y recojo el fracaso y la destrucción. Nadie es capaz de soportarme, primero me ignoran, creen que soy un pariente inoportuno que vengo de visita y pronto me marcharé. Cuando la estancia comienza a prolongarse se defienden y me atacan, entonces me lleno de razones y retomo la carga, hasta que mi enemigo desfallece de tanta explicación no escuchada.

Un abrazo, una mirada, un saludo, una palabra, gestos sin importancia pueden provocarme y cabrearme muchísimo. Torturo a quien más amo, y yo me pregunto: ¿esto es amor?

Que alguien me ayude, por favor, pero alguien de confianza, ¿eh?, que la gente es muy mal pensada y ve donde no hay. ¡Ay Señor, que malos son los celos!

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/10/2010.