martes, 21 de diciembre de 2010

ENTRE BRUMAS


Soñaba que no era sueño, brisa salida de mis labios a tus oídos, canturreo susurrado de palabras mágicas, aquellas que me devolvían tu sabor.

Soñaba que no era sueño, latido ensordecedor en tu corazón, que demostraba mi emoción por volverte a ver. Angustia, asfixia del tuyo por hallarse alejado del mío.

Soñaba que no era sueño, y mientras ensoñada estaba, mi alma viajaba a tu encuentro. Direcciones opuestas, senderos ocultos y marcas borrosas de tus recuerdos y mis pensamientos.

Soñaba que no era sueño, pensamiento, silogismo razonado y demostrable, sin impedimentos ni travas, de que sí, si nos vemos, cuándo apetezca, cuándo se nos antoje.

Y mientras soñaba tu presencia era evidente, realidad ocasional concedida por los dioses. Y la mía persistente en mis sueños, fugaz de tus deseos.

Soñaba que no era sueño, deseo correspondido, macerado sin prisas, servido entre galas, duradero, inagotable. Juntos sin reloj ni calendario, sin puntos medios ni viajes de partida y retorno.

Y mientras soñaba, tú presente, y yo merecedora de tan grato privilegio, protagonista de tus deseos, fugaz de mi existencia.

Soñaba que no era sueño, sino amor y unión, pero desperté y llegué a la triste conclusión: todavía es martes, ¡Oh! No, todo ha sido sueño, sueño confirmado de tu presencia añorada, de nuestra real ausencia.


NIEVES JUAN GALIPIENSO.
21/12/2010.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

NUEVO ESPACIO: ¿Y TÚ QUÉ LEES?


Por fin acabé Comer, Rezar, Amar, como os adelanté ha sido un libro que ha pasado sin pena ni gloria por mi vida, tengo que reconocer que ha mejorado conforme avanzaba, pero que al final será un libro más en la colección de los leidos, pero sin dejar huellas.

3ºLibro: Bueno he comenzado un libro que pinta muy bien. "La ciencia y la vida" de Jose Luis Sampedro y Valentín Fuster, dos monstruos como seres humanos, ante todo, y como mejores profesionales de las letras, economía y medicina. Que puedo deciros, escuché a Valentín Fuster en una entrevista sobre su colaboración en otro libro con Marcos Rojas, máximo exponente actual de la sicologia en España y Estados Unidos. Ya ese libro me pareció muy interesante, y me dije, debo leer a este hombre. Así que un buen día de visita en el Fnac cayó en mis manos "La ciencia y la vida" y me lo compré sin dudarlo. De Sampedro había leido "La sonrisa etrusca" y conocía algo su trayectoria, fascinandome su facilidad de expresión y elegancia cualidades que no suelen darse, por desgracia en un economista actual, a mi humilde opinión. Ya que ahora la especialización es tanta que se desconocen y no se cultivan otros aspectos fuera de su rama.
Deciros que llevo 46 páginas y es un libro fascinante, instructivo y sobre todo capta la atención del lector tratando temas tan básicos como la vida, la salud, los estilos de vida, los problemas y sus secuelas emocionales. Estos dos maestros reunidos entablan una amena conversación capaz de integrar a cualquiera que lo lea. Interesante, didactico y especial. Me encanta. Seguiré hablando de él conforme avance, pero promete y mucho.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

NUEVO ESPACIO: ¿Y TÚ QUÉ LEES?

No sé si el ver la película Julia & Julie me ha influenciado, pero necesito darle vida a este, mi rincón, y para ello me apetece compartir, con todos los valientes que en algún momento cometen la locura de seguirme, qué opino sobre los libros que consigo leer. Así como, me encantaría, conocer vuestras opiniones y sugerencias sobre lo que habitualmente leeis, libros, artículos, revistas, etc. Podría ser interesante y divertido, gente opinando sobre libros, dando ideas a otros sobre qué leer proximamente. Incluso podría ser una forma de encontrar lectores afines.

Bueno sin más rollo, voy a comenzar este espacio hablando de 2 libros. Uno me lo leí hace unos meses y el otro estoy a punto de acabarlo.

"PAULA" de Isabel Allende.
Ha sido una grata experiencia, si ya quedé fascinada con su primera novela "La casa de los espiritus", esta me ha confirmado porque un día decidí tenerla como favorita, dentro de mi listado personal de escritores con encanto. Paula, para mí ha sido más que el relatar una larga y pesada enfermedad, a pesar de la tristeza y del tema condenado a un final nada peliculero y si muy real, esta novela recrea muchos y variados momentos de importancia de la sociedad chilena. De forma amena y embelesadora Isabel consigue dar clases de historia chilena haciéndote participe como un ciudadano más, aunque tu origen sea diverso.
Además juega con el tiempo, y deja conocer sus inicios como escritora, parte que me fascina y me infunde ánimo, ya que todavía estoy a tiempo de publicar mi primer libro a los 40 como hizo ella, que bien, no llego tarde a esto.
Una mezcla de familiaridad, obstáculos, ideales y proyectos se agolpan en esta novela, mostrando quién es Isabel y algo de lo que en la vida, su vida, le ha tocado lidiar. Fuerza, lucha, arrojo y valentía cubiertos de esperanza y azar describen varios años y situaciones de su existencia.
"Paula" ha sido uno de los mejores libros que leido este año 2010. Tanto por su contenido como por su forma. Isabel tiene ese don de relatar desde el encanto cualquier situación. Con un lenguaje claro pero altamente bello describe con agilidad los diversos escenarios que recorre la novela. Logrando que el lector se identifique con cada uno de ellos, y se sienta uno más de los personajes.
Leer a Isabel Allende y no sentirte como parte de su familia es casi imposible, al menos para mí.
Por ello recomiendo este libro, porque la enfermedad es uno de los temas, pero no el único, ni principal. Porque se disfruta con él de la belleza del lenguaje, se aprende de la experiencia de otras personas, en este caso de sus personajes, y se siente, sin ñoñerias ni sensiblería.

2º Libro: "COMER, REZAR, AMAR" de Elizabeth Gilbert. Todavía no lo he terminado y a falta de 48 páginas y sin haber visto la película del mismo, opino que es un libro que comenzó decepcionándome. Creo que saber que ha vendido más de 7 millones de copias y que ha sido llevado al cine, me sugestionó y esperaba mucho más de él. El libro tiene 3 partes, Comer en Italia, me pareció un rollo total, con lo mucho que da de si el entorno de dicho país. Lenguaje pobre, expresiones simples y una temática sosa.La segunda parte Rezar en India comenzó a gustarme algo más, el tema parecía algo más profundo, y el lector, en este caso yo, comenzaba a descubir ritos indios curiosos, aspectos de su cultura y religión interesantes de la mano de sus personajes. Ahora estoy a punto de finalizar la tercera parte Amar en Indonesia, y mi opinión va mejorando. En estos capítulos se nos acerca a Bali, a sus costumbres y su gente, y se dejan ver otra serie de valores, dudas y cuestiones en el personaje de Lizz. Por ahora puedo decir que este libro no es para echar cohetes, y que si logras pasar las 120 páginas iniciales sabrás que no has malgastado tu tiempo. Cuando lo acabe diré algo más.

¿Y tú qué lees?

CELEBRANDO.

28 de noviembre de 2010, hoy es un día especial, mi gran amigo y mejor escritor Robert Fornes acaba de darme la mejor noticia literaria que podía escuchar a primera hora de la mañana, de esta mañana gris y lenta, transformada en una gran película con final feliz. Ha ganado el primer premio del I Certamen de relato breve de la calle de los libros con su trabajo "Números". Entrevistado y galardonado, Robert continua su andadura literaria, deleitándonos con su ingenio y originalidad debordados. Este triunfo es también de todos aquellos que nos sentimos próximos a él, tanto por adorar este pasatiempo de escribir y crear vida, como por sentirlo presente en nuestras vidas. Así amigos, colegas, familiares y lectores nos unimos en esta buena noticia para celebrarlo.
Robert sigue escribiendo, sé que llegarás aún más lejos.

PRESENTACIÓN.

Tengo el inmenso placer de comunicaros la próxima presentación del Cómic: "Me llamo barro". El hall del precioso y coqueto teatro Wagner acogerá dicho evento el viernes 10 de diciembre a las 20.30h.en Aspe. De manos de Manuel Benitez conoceremos todos los presentes este trabajo y a sus autores. Pedro F Navarro narra con un estilo personal e ingenioso gran parte de la vida de Miguel Hernández, ilustrado con las bellas imagenes de Miguel Ángel Diez. Proyecto de ambos, que ya ha visto la luz gracias a la editorial Ponent, que apuesta por estos autores aspenses, jóvenes y talentosos. Ya saben, si buscan un regalo original y diferente, escojan este libro, les encantará.

domingo, 28 de noviembre de 2010

TRANSPARENTE ANTIFAZ.


Digo lo que pienso sin excusas ni remilgos, vestida de franqueza me paseo por la antesala de cada audiencia. No preciso coartadas ni testigos, soy clara, concisa y pura. Sin dobleces ni tapujos.

Mal querida por algunos, anhelada por los estafados sin sentido. Apología para muchos, utopía para cobardes. ¿Sinceramente, quién es sincero? En este carnaval de la vida, yo, me presenté desnuda, llena de autenticidad y sin antifaz, por supuesto nadie quiso bailar conmigo.

Sobre mis hombros cayó un tul amarillo, complemento, que gustosamente se apresuró a colocarme la Diplomacia. Unas gafas oscuras y guantes negros fueron cedidos por la tímida Vergüenza. Medias tupidas y una gran capa me rodeó, para no escandalizar a don Pudor. Y ahí estaba yo, cubierta de todo para agradar a todos. Desprovista de mí misma para no incomodar a nadie.

Comprendí el mensaje y salí corriendo, poco pintaba, yo, en aquella fiesta. Atravesé el bosque y tras mi paso la tierra pisada se cubría de colores diversos. Desnuda regresé a dónde no precisaba ropaje.

Todavía me quedan algunos amigos, que de vez en cuando, me visitan, juntos disfrutamos, no precisamos lujos ni apariencias. Claridad, Verdad y Franqueza se sientan a nuestra mesa, y entonces todos, nos sentimos como en casa. Comienza la fiesta, la auténtica fiesta.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
28/11/2010.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

DE CHACHARA.



- Me pido un maserati.-

- Y yo un mes en Laos y Vietnam, por pedir que no sea.-

- ¿Y tú que deseas?-

- Yo prefiero otras cosas.-

- A ver cuenta, mujer, ¿qué desearías, si pudieras tener cualquier cosa, qué elegirías?-

- No sé algo menos material y más beneficioso para todos, no sólo para mí.-

- Mírala, ahora seguro que pide la paz mundial o que cese el hambre y la violencia en el mundo, espabila chica, que no estamos en un certamen de belleza, jajajajaj. Es tu conciencia la que habla en realidad.-

- ¿Pero nosotras tenemos de eso?-

- Ah no sé, se lo escuché el otro día a nuestra ama.-

- No tenéis ni idea de lo que realmente es importante, pobres ignorantes, creéis que la acumulación de objetos caros os saciará. Que viajar sin control y a todo lujo calmará vuestra sed. Despertad de una vez, abrir los ojos, ¿desde cuándo a las ganas se las pueden aplacar, o eliminar? –

- ¡Hombre, pasión!, qué vas a decir tú, adicta al desenfreno y la lujuria. Seguro que tus deseos pasan por la entrepierna y el escote, se relajan en las nalgas y reposan entre cojines de raso y complementos de negligé.-

- ¡Ay que simples sois!, siempre vais a lo fácil, no sólo el sexo me estimula o motiva. Soy mucho más. Aficiones, logros, superaciones, caprichos y delicias culinarias pueden volverme loca y hacerme despegar. Muevo corazones, transporto deseos, provoco encuentros, entusiasmo, convenzo y hasta animo o motivo a todos los que me prueban. Soy una energía extra capaz de mover montañas, esquivar obstáculos y coronar cumbres aparentemente imposibles.-

- Ahora dirás que no deseas amor.-

- Claro que deseo amor y sexo y placer, e incluso a vosotras las ganas, para que haya pasión debe haberlo. Iniciar proyectos con afán y arrojo. Desarrollar una relación sentimental teniéndome como ingrediente. Levantarse cada mañana para trabajar en algo que atraiga. Ilusionarse con un objetivo y esforzarse por lograrlo, para todo eso se necesita pasión, soy imprescindible si alguien quiere vivir sintiéndose vivo.-

- Venga pasión ahora no te las des de profunda, eres caprichosa y voluble como nosotras además de insaciable y adicta. Todo eso que comentas te hace quedar muy bien, pero quién no te conozca que te compre. Nosotras somos viejas compañeras, así que no nos vengas con esas. Te guste más o menos todas formamos parte del DESEO. Y aunque te pese es de él de quién estamos hablando y no de ti. Tal vez no te hayas enterado.¡Ay pasión que tanto placer te ha nublado la razón!-

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
24/11/2010.

martes, 23 de noviembre de 2010

NÚMEROS ROJOS.



Saco la cuenta, y me faltan dedos para calcular las lágrimas y el tiempo sin tu presencia. Aposté fuerte y no siempre gané. Robé horas de sueño, de ocio, de ilusión, creyendo que aseguraba mi eternidad, mi puesto de trabajo, mi economía y tu amistad.

Doblé la apuesta para recoger más, para multiplicar mis activos y triplicar tu cariño, y tan sólo recogí deudas y ausencia, te extraño tanto, que una idea atormenta sin freno ni descanso todo mi ser, ¿qué puedo hacer para recuperar, para recuperarte, volver a arriesgar? ¿Jugar sin medida lo único que me queda, estos minutos acumulados de vida?

Me siento derrotado, destronado de mi propio reino lleno de cosas inútiles, carente de lo auténtico. Tiempo, oportunidades, sentimientos, poder, posición y personas han ido a la quiebra, en bancarrota, mi balance vital muestra de forma cuantitativa esta pérdida generalizada.

Deseaba ganar, invertí para triunfar, para conquistar, y perdí amigos, familiares, coches, casas, dinero y hasta nuestro hogar. Te perdí, antes que nada, y después que todo, anhelo recuperarte.

Tal vez me alisté en el equipo equivocado, tal vez erré en el método de entrenamiento, o fueron las formas las que no consiguieron el resultado deseado y esperado. La pérdida ha encontrado mi vida de paso y ha decidido hospedarse en ella por algún tiempo. Que se pierda esta mala racha, que se pierdan y se consuman estos alientos que me separan de ti. Que desaparezca la distancia y se pierda tu ausencia. Que se pierda por un agujero tanta desdicha cuando nos encontremos.

¡Pérdida, piérdete ya!


NIEVES JUAN GALIPIENSO.
23/11/2010.

martes, 9 de noviembre de 2010

OTRO CONTINENTE



OTRO CONTINENTE…

Es curioso como se precisa perderse para encontrarse, parece una contradicción, pero ha sido lo más revelador de mi vida. Soy Felipe Hermoso, el hermoso, según mis compañeros de clase, menudo cachondeito se trían conmigo todos esos años de acné, hormonas descontroladas y pocas ganas de estudiar. Y esta es mi historia, espero no aburrirles. No me pregunten por qué lo hago, a mí esto de escribir nunca se me ha dado bien, ni me ha interesado lo más mínimo, pero hoy después de todo lo vivido creo que plasmarlo podría ayudarme para cuando las dudas me asalten y la incertidumbre acampe a sus anchas, tal vez evite más equívocos futuros. Y haya aprendido algo.

Tengo cuarenta años, sin esposa ni hijos, socorrista de profesión e instructor de disciplinas deportivas varias, francamente no sé cómo llegué a esto. Siempre tuve muy claro, qué no quería llegar a ser. Pasar mis días encerrado en una oficina, en un banco o frente a una ventanilla no estaba en mis planes. Siempre se me ha dado bien el contacto con el público la relación directa, y tengo labia suficiente como para mover montañas. Simpático, afable y con cierta paciencia podría haber sido comercial o visitador médico, pero eso entrañaba llevar traje y corbata todos los días y preferí pantalón corto, camiseta, gorra y bañador, así fue como un buen día superé las pruebas del ayuntamiento para las escuelas deportivas, más tarde completé cursos, y amplié horizontes. Impartiendo natación para recién nacidos, ejercicios en el agua para embarazadas, clases de pádel, balonmano, fútbol, etc.

Con paciencia y mucho tiempo conseguí diseñar mi hogar, un primer piso pequeño y acogedor, despejado de muebles y accesorios innecesarios y con algún que otro capricho caro y prescindible. Mi perra Santana, una pastor alemán algo mayor, refunfuñona y latosa nada amiga de cualquier otro ser femenino en casa, mi hermana y mi madre son una excepción a ese sentimiento celoso y posesivo, configuraban mi entorno cercano. Por él han pasado siempre de forma esporádica y temporal diferentes mujeres.

Mi vida sentimental ha sido una larga pesadilla con sus capítulos felices y románticos capaces de nublar el desarrollo desastroso de cada inicio. Dicen de mí que soy un hombre enamoradizo, que no suelo ver los problemas y que me aventuro en travesías irregulares y altamente dificultosas, compito conmigo mismo en todo momento, y creo que relaciones condenadas al fracaso para una mayoría de sensatos, representan para mí todo un reto, al cual me entrego con la ilusa esperanza de lograr vencer cada obstáculo, pregonándome único líder y máximo exponente del amor, paladín y abanderado de tan noble y alta gesta.

He violado principios, defendido lo indefendible, he pasado de los buenos consejos de mi familia y yo solito casi he estado a punto de producirle dos infartos a mi pobre madre por mis decisiones y arrebatos. A estas alturas la mujer está curada de espanto y sería capaz de creerse cualquier cosa de mi, de seguir amándome y apoyándome aunque no compartiera lo más mínimo mis decisiones. Tengo que decir que irme de casa me costó bastante, y sé que con ello me hago un flaco favor. Menuda imagen me estoy creando, pero prometí ser sincero, y esto es lo que hay. Además de poco serviría engañarme o engañarles, por mucha palabrería que empleara los hechos saltan a la vista, y esos ya no pueden modificarse.

Tuve un par de novias serias, con las que no llegó a cuajar, y no me pregunten la razón. Pasé algún tiempo con rollos sin importancia, aunque siempre después del primer beso pensara que esa era la mujer de mi vida. Tirado al ruedo me atreví con alguna separada, divorciada, y hasta una soltera con hijo, toqué fondo con una casada en fase de experimentar cosas nuevas que le aportaran el valor suficiente para dar el paso. Y vaya si lo dio, pero de camino a los brazos de su maridito. Todo esto no me bastó, parecía que algo fallaba, pero yo seguía en mis trece, tenía que seguir intentándolo aún con más entusiasmo y energía. En medio de todos esos desengaños amorosos faltaba un reto más, rizar el rizo otro bucle más: la distancia, ¿cómo sería una relación amorosa a distancia con final feliz para ambos? Así llegó a mi vida Mónica, a través de un chat, al que entré por equivocación. Argentina de cuarenta y dos años, sin hijos, pero con un anterior matrimonio, del cual ya iba para cinco años zanjado, funcionaria y bien situada, para como se está allí.

Hicimos del messenger, los correos y el móvil nuestro pasaporte para estar en contacto, horas de conversación iban dibujando un cuadro lleno de posibilidades. El tiempo iba pasando y con él la distancia se llevaba peor, hubo que poner remedio a esto, y llegaron los primeros encuentros. Argentina, que no está a la vuelta de la esquina de Denia me acogió en aquellas vacaciones de agosto. Mónica me dio hospedaje en su casa y otras muchas cosas. Y todo pareció salir bien, por fin. Aquella relación era una locura a los ojos de cualquiera, pero para nosotros dos era lo más sensato que habíamos vivido desde hacía mucho tiempo.

Mónica pasó también puentes y vacaciones en España y aunque nunca se presionó, siempre quedaba impregnada en el aire la idea de que ella se trasladara a nuestro país, más que nada porque la situación económica era mucho más favorable aquí, y tendría menos problema encontrar trabajo ella en Denia, que yo en Argentina.
Esta relación tuvo sus tiempos de espera, sus reconciliaciones efusivas y esclarecedoras y su silencio, ese que terminó por hablar y confesar la verdad.

Mónica nunca se instalaría en España, y más esfuerzo por mi parte yendo y viniendo a otro continente no tenía ningún sentido. Necesité tiempo, mucho, pero al final la sensatez y la realidad se impusieron, y este Felipe, el hermoso, o sea yo, lloré mis penas en casa, acudí a mis amigos y familia, y fui paseando mi desgracia con la cabeza alta. Pensando: - esta vez no ha salido, pero había que intentarlo-.

Mi familia respiró algo más tranquila, parecía que su niñito no cruzaría el charco abandonando su trabajo seguro en su ciudad y a su madre y hermana. Sería sólo cuestión de tiempo que su corazón sanara, se recuperaría como tantas otras veces había hecho. Aunque desconocían cuánto duraría la tregua de paz y sensatez.

Celebraciones y acontecimientos diversos se sucedieron, turnos de trabajo, salidas con amigos, y una tarde sin más propósito, que ver el fútbol, auguró todo un futuro prometedor. Carmen acudía puntual a su cita, raro en ella, pero la ocasión merecía la pena. A las 19.00h jugaba la selección española y necesitaba todo su apoyo. Con bandera, camiseta y pinturas en la cara Carmen y yo pasamos las horas frente a aquella pantalla gigante, gritando cada gol, maldiciendo cada patada no pitada y celebrando, una tras otra, las victorias.

Perdón no he dicho quién es Carmen, treinta y dos años, amiga de casi toda la vida, amante del deporte y las letras, alegre, festivalera, con sentido del humor e ideas profundas. Esa chica que hace unos años vino a llorar sobre mi hombro su penosa relación y peor final. Esa mujer que dos meses más tarde volvía a intentarlo con su antiguo novio, olvidando todo lo pasado, y lo contado entre lágrima y lágrima.

Carmen vive en mi ciudad a algo más de un kilómetro de distancia, y aunque para dar el uno con la otra hemos tenido que recorrer otros continentes, ahora sé, sabemos que iniciamos esto, nuestra relación desde el conocimiento mutuo, no ha sido un arrebato, ni una extraña atracción. El alcohol o las prisas no han tenido nada que ver. Las oportunidades, el tiempo compartido, los viajes realizados, las aficiones en común practicadas, el diálogo, y el bagaje que a cada uno le ha otorgado su experiencia, hace que hoy estos dos amigos se miren con otros ojos, y tímidamente y algo, aún, en secreto decidan ser pareja e intentarlo.

Estuve a punto de irme, de instalarme en Argentina, por una mujer, por lo que pensé y sentí como mi historia de amor. Tuve que perderme en tantos intentos de relación para llegar a ver que estaba tan cerca de mí que mi sombra obstinada la tapaba a ella.

Carmen maduró, aprendió a estar sola, a no tener pareja y comprobar que se puede sobrevivir. Aclaró qué quería en su vida y qué no, y tras varios intentos frustrados y tiempo en soledad, la calma se instauró trayéndole consigo a este tipo hermoso, aunque sea de corazón. O sea yo. Convencidos de que por qué no.

- Pero bueno, ya está bien, déjame hablar a mí, ya me toca. Pues bien, yo soy Carmen, comencé esta relación con miedo, no quería pifiarla de nuevo. De fracasos iba sobrada, y perder la buena amistad cultivada durante tantos años me amilanaba. No puedo deciros qué pasó, ni cuándo fue el momento justo en que todo cambió. Fue un sentimiento, gestó en nosotros y poco a poco se desarrolló. Nada que ver con las veces anteriores.

A mis veintidós años comencé una relación larga y tortuosa, representábamos la pareja perfecta, dos jóvenes, guapos y apuestos. Ambos de buena familia y con convicciones religiosas, la de él mucho más, todo hay que decirlo. Nos conocíamos de siempre, y aunque me sacaba algunos años y bastantes centímetros, nuestras pandillas comenzaron a salir juntas, en ellas también estaba Felipe, pero no sé por qué no me fijé en él, bueno tampoco le dimos tiempo, Gerardo, mi ex, se abalanzó sobre mí a las pocas semanas, y yo con mi mente llena de pájaros vi a Cupido por todas partes.
Me embarqué en una relación formal, en un noviazgo, que poco tenía que ver conmigo. Mis gustos, mi estilo, mi forma de encajar, o afrontar algo se vieron nublados, y en unos años me convertí en una desconocida, y aburrida, era un sosón total.

En la vida ocurren cosas, situaciones que te hacen despertar, y aunque el sueño de esta bella durmiente era profundo, los años dieron con el altavoz necesario para hacerme oír el mensaje. Desperté de mi letargo e intenté recuperar el tiempo perdido. No fue posible, mi príncipe no aceptó nada bien el ir perdiendo territorios, su corona cada vez brillaba menos y después de cinco años y muchas idas y venidas decidimos dejarlo. Bueno eso también lo decidí yo. Porque Gerardo seguía convencido de lo nuestro, de que teníamos un presente medianamente bueno y nos albergaba un gran futuro.

Con una casa en común, como último paso dado para salvar lo nuestro, acudimos al notario, para deshacer aquel embrollo inmobiliario, intenté ser su amiga, de verás que lo intenté, pero para él no existía término medio. Nuestras familias se distanciaron, ellos también sufrieron las consecuencias de tanta equivocación. Sola, perdida y, francamente sin fuerzas, me debatía entre tomar, de una vez por todas, las riendas de mi vida o abandonarme al caprichoso destino, a esa noria de sentimientos que a su antojo elegía el vagón y la altura.

Me costó reaccionar, creo que mis clases de literatura y tenis me recondujeron, devolviéndome parte de aquella identidad perdida. Las salidas y el compartir con mis amistades se sucedían, atravesé varios desiertos de fe, dediqué tiempo a otros en países lejanos. Conocí a gente nueva, y alguna que otra aventura llamó a mi puerta. Nada que realmente mereciera la pena, o dejara huella.
Los años pasaron, y con ellos aumentaba esa terrible y aniquiladora cuestión: ¿va a ser siempre así mi vida?, ¿no merezco el amor, no debo ser amada?, ¿no hay un hombre acorde a mí?, ¿nunca seré madre? Creo que muchas sabéis de todo esto. Y en algún momento de vuestra existencia habéis probado estas hieles.

Las preguntas siguieron mucho tiempo sin respuesta, o tal vez con una negativa autoimpuesta, pero como tantas otras cosas, se esfumó, esa angustia personal desapareció, la calma la barrió e inundó todos y cada uno de mis rinconcitos de esperanza y serenidad, tal vez no encontrara al hombre de mi vida, ni fuera madre, es posible que no obtuviera el amor de una pareja y que los hombres que llamaban mi atención tan sólo me ofrecieran su indiferencia, pero eso no me hacía invisible. Carmen seguía respirando, enseñando, viviendo y gozando de todo aquello que se me permitía.

Había parado la noria, ya era hora, había conseguido apearme de ella sana y salva. Y decidí recorrer mi andadura en otros medios más estables y lentos. Y así sin saber cómo ni por qué aquella tarde que jugaba España quedé con Felipe. Unimos fuerzas y deseos y gracias a nosotros, seamos sinceros, la selección ganó, se clasificó y recogió su merecida copa, ¿cómo no? en presencia este par de locos, que subieron su apuesta, primero acudiendo a Madrid para recibirlos y después doblándola para ganar u obtener lo que ambos siempre habían anhelado, un amor de verdad. De los que prima la amistad, la relación y la confianza.
Hoy, Felipe y yo dimos el paso, de seguir caminando juntos, ¿a ver hasta dónde llegamos?-

- Estamos comenzando y sé que nos llegarán tiempos difíciles, espero, antes de cometer alguna locura, sacar estos papeles, y leer, retomar mi norte, ese que me llevó a un kilómetro de mi hogar hace un tiempo. Espero que me sirvan como guía, y esta brújula de sentimientos y recuerdos me acerque, más y más a ti, Carmen, disipando mis dudas.-

- Y yo espero luchar por lo que quiero, sin conformarme con sucedáneos, sin importar el camino o el ritmo que imponga esta sociedad. Sino el que yo desee y sienta como necesario. Cueste lo que cueste, tarde lo que tarde. ¿Me das tu mano, Felipe?-

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
12/10/2010.

TERCIOPELO AZUL



Entre tutús rosas y nubes de algodón, vestida de mujer no tengo sexo, ni religión. Estoy en el aire como una brisa fresca y refrescante que regenera cada día de tu vida. En tus palabras y en tus obras, salpicadas de detalles, piropos y cariño.

Voy y vengo paseando por tu alma, recogiendo lo que siembras, pintando la realidad y moldeando la adversidad. Mi mano está tendida, unos la cogen, me abrazan y hasta bailan al compás dulzón del amor más incondicional. Otros se ríen o me detestan, huyen de mí despavoridos, por miedo a no dar la talla.

Bebés, niños, ancianos, adolescentes, enamorados, hijos, padres y hermanos, para todos mi puerta está abierta y cada vez son más los que la han cruzado. No tengas miedo a recorrer este laberinto, correr no es de cobardes ni amar de perdedores.

Besos, caricias, mimos y abrazos se derriten ante mí, quien me prueba repite, se nutre, se sacia sin empacho. Multiplica y reproduce este jardín, transplanta, injerta mi sabia en cada una de tus obras.

Sabores, colores y olores refrescan tu memoria y hace que me tengas en cuenta. Así soy yo como una caricia eterna, que abrigo y acomodo, cobijo y trasformo. Tiernamente tierna, me despojo de rencillas, intereses y obsesión. Y así, desnuda, me muestro ante ti, La Ternura, no preciso mayor presentación.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
8/11/2010.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EN CAMA DE 1.50 ...


Agotado, a punto de desfallecer, busco un colchón mullido, que me acune, una mecedora, que me acaricie y consiga con su vaivén el mismo efecto que una nana.

¡Mi reino, por un poco de silencio!, sería capaz de dar lo que me pidieran por mantener el móvil desconectado, el despertador en reposo y esa oscuridad constante, proclamándose vencedora frente a los rayos de sol que intentan colarse por cada rendija.

Necesito descansar, dormir eternamente como bello durmiente, pero por favor, que ninguna activa y dinámica princesa venga a despertarme, aunque eso me prive de sus dulces besos.

Paz, sosiego, que se pare el mundo en esta cama, que aquí yo me quedo. Sé que resulto cansino e incluso contagioso, en ocasiones me canso hasta de mí mismo, cansancio, fatal enemigo, si te poseo estás perdido.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
4/11/2010.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

ESPACIO TERRENAL.



No ha sido como contaban, a caballo entre dos siglos el XX y XXI, nuestra vida avanza y cambia, pero nada parecido a todas esas películas y novelas de ciencia ficción. Muchos dibujaban el futuro del 2000 con androides, polvo reactivo capaz de aniquilar la especie humana y animales eléctricos como símbolo de distinción. A fecha de hoy 24 de octubre de 2010, esta especie de ser humano, cada vez más en entredicho, sigue respirando oxigeno, vive, se reproduce, como siempre lo ha hecho, y se jacta de cuidar y mantener a un sinfín de animales, por supuesto de sangre caliente y fría, pero nada de componentes eléctricos. Algunos buscan en ellos compañía, otros una forma de responsabilizarse y de practicar, ¿cómo sería cuidar y desvivirse por otro ser distinto de sí mismo? Siguen existiendo categorías, pero es el dinero y su coste lo que decanta la balanza para según qué extremo. En ocasiones triunfa la excentricidad y se buscan mascotas poco domésticas como iguanas, lagartos, cerdos vietnamitas o serpientes pitón. Cuando triunfa la costumbre, es su coste lo que hace de él un animal de compañía de categoría. Para algo está el pedigrí y las razas.

Aunque el polvo existe, y nadie se libra de limpiarlo, y la atmosfera cada vez está más destrozada, seguimos respirando oxigeno sin necesidad de escafandras, ni trajes especiales. Los países se afanan por descubrir nuevas armas de tipo bilógico y destrucción masiva, almacenando todo tipo de misiles nucleares, capaces de destruir el mundo en segundos. Creo que eso les da seguridad, aunque a mí me resulte difícil comprenderlo. Por supuesto la humanidad sigue repartida en clases sociales, en países diferentes, en ricos y pobres, en blancos, amarillos, negros, mestizos, etc.

Lo que se dice viajar, la gente viaja, pero no a la luna. Ese destino todavía está en fase experimental, y cuesta una pasta. Marte y Júpiter despiertan nuestro interés, y aunque se cree que hay vida, todavía no recorremos galaxias. Las naves tampoco están aparcadas en nuestros garajes, seguimos desplazándonos con los medios tradicionales, que pena, automóvil, tren, barco y avión, eso sí algunos de alta velocidad. Menuda pasta me he dejado sacándome el carnet de conducir, a mis 18 años, tenía la esperanza de que en futuro no muy lejano el hombre inventara algo para poder desplazarse de forma más económica, rápida y segura. Por eso esperé tanto a intentarlo, por si aparecía un modelo de nave, que de forma limpia consiguiera trasladarme en minutos a donde yo deseara, y por supuesto sin preocuparme de conducirla, bastaría con trazar antes su ruta. Vamos una nave inteligente que me lleve hasta el fin del mundo con un simple chasquido de dedos. Pero no es así, a día de hoy recorrer 177 km. requiere aproximadamente 2 horas en coche, medio que se puede permitir casi la mayoría de habitantes. Y por eso hay fines de semana que no podemos vernos, me refiero a mi novio y a mí. Ojala pudiera subirme cualquier día a mi nave y en 10 minutos plantarme en Valencia, desafiando las distancias y las obligaciones laborales que nos impiden estar juntos.

El diseño arquitectónico ha avanzado muchísimo, cada vez cuesta más tener una casa, porque seguimos viviendo en ellas. Algún que otro privilegiado tiene un edificio inteligente, un hogar diseñado con las últimas tecnologías. Pero a la mayoría de los mortales pagar la hipoteca ya nos viene cuesta arriba, de tan sólo un habitáculo de 90 metros, a lo sumo, como para poder permitirnos ese derroche de avances. Nadie nos da la bienvenida al despertarnos ni elige nuestro vestuario, ni siquiera las luces se encienden, si antes tú no pulsas su interruptor. Los edificios no hablan, lo máximo que consigues es que el ascensor te indique la planta con una voz sugerente o que el gps te agobie con sus indicaciones. Siguen existiendo los carnets de papel y las tarjetas magnéticas, para identificarse. De momento lo de la retina, o la huella no se utiliza, a menos que vayas a chirona o al oculista. Pero en ambos casos no es para abrirte puertas o permitirte accesos.

Existen modalidades algo extrañas de buscar amigos o pareja, aunque las personas todavía no se clonan, puedes entrar en una red social y conocer cada perfil, buscar semejanzas y elegir a la carta que personas pueden ser tus amigas si ellas te lo autorizan. Fotos, comentarios, aficiones y opiniones describen a la que puede ser tu pareja, todo es empezar. Aunque los encuentros siguen siendo presenciales, las experiencias virtuales de sentirnos abrazados o cogidos de la mano por una persona que ya no está entre nosotros, o vivir sensaciones virtuales como si fueran reales todavía no existen, tan sólo algunos videojuegos y simuladores logran algo parecido, para nada comparable a lo que se presuponía en dichas películas.
Las tareas de la casa se hacen cada vez más rápidas y livianas, gracias a los electrodomésticos multifuncionales, pero de robots que lo hacen todo, incluso nos dan compañía y conversación, nada de nada. Vamos que enamorarse del hombre bicentenario hoy sería imposible, mira que cosas raras se han visto, pero lo máximo a lo que podría llegar alguien es a tener por par tener a una aspiradora, o un microondas o una termomix, que aunque realizan su papel de maravilla, mucho amor no despiertan.

Los uniformes parecen que vuelven a estar de moda, pero la gente sigue gastándose mucho dinero en ropa de diseño, para su tiempo libre, aunque a veces vistan bastante parecidos, siguiendo tendencias, todavía impera el ser diferente y que se note. Se compite hasta en la ropa, en los complementos, en el maquillaje. La belleza es otro de los grandes poderes de este mundo y en este nuevo siglo perpetuar la juventud es la meta y el sueño imposible de muchos.

Hemos visto intervenciones, pactos políticos, derribo de muros y apertura de fronteras, incluso más de una guerra ha sido retransmitida por televisión. Todo vale si consigue audiencia, y se dan de bofetadas por protagonizar montajes que después desmienten. Falsas acusaciones, relaciones presuntas, hijos inexistentes, querellas y denuncias.

Este es nuestro mundo, llegó el 2000 y aunque anduvo algo revuelto la odisea en el espacio no se dio. Diez años más tarde podemos hablar y ver a alguien que está en el otro extremo del mundo, pero sólo en el planeta Tierra. Podemos ligar por internet, realizar la compra o pedir cita en el médico, pero no podemos tener un clon ni comprar un androide perfecto hecho a nuestra medida. Las agencias de viajes trazan destinos exóticos y arriesgados, pero no puedes ponerte un casco y rodeado de cables viajar al destino elegido, relacionarte con gente de otras épocas o cambiar los hechos viajando en el tiempo.

Nada es como lo pintaron, ¿a Dios gracias?

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
24/10/2010.

REVOLOTEO.



Aunque mi cielo es común, no todos saben recortar las nubes para permitir que mi vuelo se cuele en sus corazones. Hada enigmática e inmortal contagió de sueños e ilusiones lo que toco. Una dosis de mis polvos mágicos aumenta la paciencia, potencia la fuerza para no desistir en el empeño y multiplica las ganas y la motivación.

Ingrediente principal en cualquier empresa acompañada de la constancia y la perseverancia. La espera a mi lado se hace más llevadera, imaginativa y menos aburrida. Hasta la suerte y el azar se rinden a mis pies y reclaman mi presencia.

Este motor incombustible es capaz de arrancar cualquier mala racha temporal, solucionar problemas o permitir que un rayo de luz inunde tu cueva tenebrosa.

Esa soy yo, quién espera y no desespera con ilusión, me saborea. Mis alas me guían hasta su corazón y reconfortado y nutrido ordena a su razón. La maquinaria se pone en marcha y todo es posible. Los objetivos se alcanzan, las metas se superan, y lo que parecía un milagro, ahora es una realidad.

Ay, esperanza esperanzada, nunca dejes de sobrevolar mi entorno, sin ti estoy perdida y vencida.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.

2/11/2010.

martes, 26 de octubre de 2010

HORROR



Es un espanto que me teman, me siento tan rechazado e indeseado. Yo pongo de mi parte, intento hacer amigos, pero parezco una pandemia en cuarentena, a la que esquivar y evitar su propagación.

Al fracaso, a las alturas, a hablar en público, a la muerte, al dolor, a la soledad, a enfermar, son múltiples mis caras, y pocos los que se atreven a conocerme, prefieren ignorarme. Creen que la diversión y el entretenimiento los alejará de mí. Pobres ilusos, sigo ahí, en la retaguardia, y seguiré hasta que no me planten cara con coraje y valentía.

Soy destructivo, poderoso, tirano y paranoico y odio ser vencido. Yo también tengo los míos, ¿qué os pensáis? Aterra que ya no me teman, que ya no paralice voluntades, ni impida acciones, que no bloqué ni asuste a nadie.

¡Que miedo da no causar miedo!

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
26/10/2010.

lunes, 25 de octubre de 2010

INDESEADA



Sigues aquí, de nada ha servido tomar medidas, ni seguir terapias. Decidiste venir a por mí, y cerrarte la puerta no lo evitó. Te colaste por ese pequeño agujero que se creó en mi corazón.

Fue una mañana fría de noviembre, mientras intentaba levantarme de la cama, no fue fácil iniciar cada día sintiendo ese vacío cubierto de tristeza, incertidumbre y sin sentido. Entonces aprovechaste tú, para ocupar posiciones. Presidiste la tribuna de mi alma y el abono duró más de dos temporadas.

Cómo deseaba echarte de mi vida, no te imaginas cuánto te he odiado, por tu poder aniquilador de mi voluntad, por tu insistencia y fortaleza. Por hacerme tan desgraciada, por mantener en mi cabeza el mismo pensamiento, aquel accidente que me separó de Martín, mi hijo adorado.

Eres indiscreta e irrespetuosa, te impones a tu antojo y me sorprendes, pillándome con la guardia baja. Juanjo no pudo soportarlo más y hace un mes que se marchó. Tú piensas que voy de mal en peor, y eso te gusta, te regodeas en mi dolor, es tu alimento para seguir como un parásito viviendo en mí.

Silenciosa, persistente, llorona, quejicosa, aburrida, cansina, violenta y asquerosamente penosa. Esa eres tú, que lástima que sigas penando en mí. Vamos, sal, vuela, mi jaula está abierta, libérate, olvídame. Yo ya te superé.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
25/10/2010.

domingo, 24 de octubre de 2010

RECHAZADA



Creí que esta vez me libraría, que el valor acudiría y por fin mi estómago no sentiría culebrillas recorriéndolo. Pero no, has vuelto, fuerte y segura. Cayendo sobre mí, aplastando cualquier ápice de desparpajo y espontaneidad.

¿Qué fue del descaro y la sinvergüencería, de esa alegre despreocupación sin miedo al ridículo? Antes todo fluía de forma natural y continua. Ahora las planificaciones no dejan cabos sueltos. Todo está perfectamente preparado y ultimado, todo para asegurar una posición digna, un resultado óptimo, nada que pueda decepcionar. Nada puede quedar en entredicho.

Del bochorno paso al sonrojo, síntomas previos, y de ese calor interno al tartamudeo. El sudor se instala en mi frente y mis manos se vuelven temblorosas. Estoy siendo atacada por ti. Me escondo, necesito tranquilidad y soledad, para sosegar este arrebato de pudor exagerado.

Ni los manuales, ni la terapia han hecho efecto, sigues en mí, entras y sales a tu antojo. No soy tu amiga, no quiero nada contigo, ¿por qué te empeñas en seguir aquí?, ¿Por qué manipulas mis actos y los distorsionas a tu antojo?, ¿por qué me paralizas y haces de mí una mujer silenciosa, distante y tímida?, ¿por qué me amargas la vida?

¿No te da vergüenza a venir a esta fiesta sin ser invitada? Tú que alardeas siempre de respetar protocolos y normas. ¡Que vergüenza más desvergonzada!

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
24/10/2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

QUIETUD




Cuanta desgana, me siento cansada y aburrida, terriblemente desinteresada, vaga y afligida. Nada me motiva y el menor movimiento me abruma. Me encantaría quedarme aquí siempre, así, en batín y zapatillas, sin más obligación que atender, que subsistir en ti.

Vamos, no te muevas, no hagas caso a los que te invitan o te presionan, son una panda de estresados, currantes sin límites que te mal influyen. Silencia sus bocas, cierra tus oídos, este mensaje no interesa. Pospón ese afán de querer hacer cosas sin parar.

Mantenlos a raya, defiende tu territorio y derecho en tu sofá, con un simple: - Sí, luego lo haré- , solucionado, y no se te ocurra mover ni un dedo. ¿Ves que bien se está así? Perezosamente perezoso.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
20/10/2010.

martes, 19 de octubre de 2010

VOLANDO VOY


Dicen de mí que me anclo en el pasado, y que deambulo huyendo del futuro, amante de largas conversaciones y de antiguas fotografías. Rebobino cada pensamiento, acudo a tu memoria y la de todos y extraigo de ella lo que me interesa.

En ocasiones me sumerjo en un mar de lágrimas contenido en los corazones, otras veces resucito sueños, momentos inolvidables llenos de alegría. Tengo esa capacidad, la de hacer que revivan sensaciones conocidas y experimentadas. Sin disminuir su intensidad, en todos los que me aclaman.

Entro en ti siempre que me lo permites, y una vez instalado no hay memoria electrónica que me supere, viajo en el tiempo, décadas diferentes, avanzan, retroceden y tú conmigo, te has subido en mi alfombra y puedes ir a dónde prefieras, siempre y cuando ya lo hayas vivido con anterioridad.

Ese soy yo un mago, un genio poderoso que frota su botella y te coloca en un momento concreto de tu existencia, en un entorno familiar y conocido, Devolviéndote sensaciones, sentimientos ya experimentadas.

Cada vez que me escoges realizas un viaje por el pasado. ¿Tú dirás, te subes a la nave del recuerdo?

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
19/10/2010.

lunes, 18 de octubre de 2010

PIENSO, LUEGO EXISTO...



Ando perdida, desorientada, siempre cuestiono todo y me planteó lo mismo una y otra vez, con la torpe esperanza de hallar una luz que guíe mis pasos, pero sólo encuentro incertidumbre, perdiéndome de nuevo en este laberinto que es la vida.

Me llaman despistada, olvidadiza, caprichosa e inoportuna, me presento en cualquier decisión, para muchos soy complicada y molesta, sobre todo si son algo indecisos, para otros en cambio me ven como un reto, como otro pulso más que echar y suelen vencerme con soltura y entusiasmo, echarme de sus vidas les encanta. Otra vez la solución, la razón o cualquier idea me han despejado el terreno.

Me siento indecisa y dubitativa, me agota esta insistencia mía, pero no puedo remediarlo. ¿Ya sabes quién soy, o aún sigues dudando?

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
18/10/2010.

viernes, 15 de octubre de 2010

SÍ, PRESENTE...



SÍ, PRESENTE...

Acampé entre tus labios y tu pecho, en esa zona, aún permitida, rodeada de cuerdas vocales. Sonaba tu campanilla y salía al ring, a comerme el mundo, a devorar cualquier instante feliz sin apenas paladear, para que tu sabor de boca tan sólo fuera amargo.

Entiéndelo debía asegurarme mi futuro en ti, si sólo recordabas lo negativo seguiría viva en tu mundo, ese que te construiste hace un tiempo, cuando los reveses bloqueaban tu red y perdías cada set.

Primero fue tu trabajo, aquel estrés por ser el mejor, después fue la falta de éste, y tu sentimiento de inutilidad. Razones no te faltaron para invocarme cabreado, decepcionado.

Tu salud se deterioró, la dejadez alimenticia y deportiva te pasó factura, otra más que añadir a mi lista. Los meses pasaban y nadie tocaba a tu puerta o llamaba a tu móvil último modelo. Estabas insoportable y Ana se marchó, normal, ¿no sé cómo aguantó tanto?

Dejaste de hablar, de salir, de buscar. Y yo me convertí en la reina de tus sueños, en la vigía de tus pasos. Monté guardia y custodié mi imperio. Ahora te preguntas por qué, y uno de mis peores enemigos dice ayudarte a mejorar, a vencer esta tentación de tenerme presente una y otra vez.

Si te sirve de consuelo te diré, que no eres el único. A veces no doy a vasto con tanta solicitud, tal vez será la crisis, ¿o quién sabe? esta soledad inoportuna, la falta de amor y cariño, o ese descontento generalizado que anula voluntades, váyase usted a saber. Sea como sea siempre acuden en mi busca, aunque no sirva para nada.

Pues bien, es mi turno, ahora me quejo yo, de tanta queja. Cambien sus comentarios, disfruten de lo bueno, transformen lo malo, y por favor permítanme descansar, creo que ya me lo merezco.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/10/2010.

ENFERMIZO



ENFERMIZO.


Mezquino, mal intencionado y paranoico, ese soy yo. Aparezco con o sin razón, generalmente sin ella. Aniquilo, arraso y destruyo cualquier atisbo de confianza.

Dudo de todo, hasta de mi mismo y me apodero de las voluntades. Posesivo, asfixiante y controlador voy ganando terreno, lo blanco parece negro y lo negro gris.

Siembro la incertidumbre y recojo el fracaso y la destrucción. Nadie es capaz de soportarme, primero me ignoran, creen que soy un pariente inoportuno que vengo de visita y pronto me marcharé. Cuando la estancia comienza a prolongarse se defienden y me atacan, entonces me lleno de razones y retomo la carga, hasta que mi enemigo desfallece de tanta explicación no escuchada.

Un abrazo, una mirada, un saludo, una palabra, gestos sin importancia pueden provocarme y cabrearme muchísimo. Torturo a quien más amo, y yo me pregunto: ¿esto es amor?

Que alguien me ayude, por favor, pero alguien de confianza, ¿eh?, que la gente es muy mal pensada y ve donde no hay. ¡Ay Señor, que malos son los celos!

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/10/2010.

martes, 7 de septiembre de 2010

LAS HORAS.



LAS HORAS.

Estáis tan acostumbrados a verme pasar, que no os llamo la atención, cada día de vuestra vida contiene 24 y afanados por robar minutos, pobres ilusos, realizáis mil cosas a la vez, siempre nerviosos, siempre apresurados, os perdéis el dulce paladar de mi existencia. Saborear cada instante transcurrido ha perdido relevancia en este mundo, que gira desbocado.

Para muchos sirvo de aburrimiento y no sabe como matarme, para otros soy su peor enemigo, rehuyendo de mí cada vez que contemplan su faz en el espejo o acarician sus manos manchadas y arrugadas por mi efecto destructivo de células y neuronas.

También están los que me adoran y han hecho de mis secuelas su negocio, ansiedad, enfermedad estelar de la era del avance y el progreso, a caballo entre dos siglos, el XX y el XXI, sigue indestructiva frente al correr del tiempo y la obsesión humana por detenerlo.

Pero a mí me encanta como me adoran los amantes, mantienen conmigo una relación de amor – odio. Cuando su encuentro está próximo, cuentan mis minutos, sus caras se llenan de alegría conforme yo voy disminuyendo, sus corazones se van emocionando, y hasta las pulsaciones delatan tanta agitación, esa que les asegura más placer, más unión y otro nuevo compartir. Entonces caen en la cuenta de lo efímero de mi presencia, de la relatividad de todo y devoran cada una de mis pequeñas partículas, sin más pretensión que amar y ser amados. Ya no hay ansiedad, aburrimiento o complejos, tan sólo el tiempo y el deseo para amar. Me convierto en su mejor oportunidad, rezan porque persista en su empeño. Y cuando notan mi ausencia comprueban lo mucho que dependen de mí. Es ahí cuando suelen cabrearse conmigo, me reclaman a voces, me propinan insultos, no aceptan que su tiempo haya terminado, y esos dos cuerpos tan cerca pasen a estar separados por cientos de kilómetros, aunque unidos y cercanos en sentimiento. Cuando la paz de la sumisión y resignación llegan a ellos, vuelven a invocarme entre disculpas, ruegos y anhelos, para que corra y les devuelva lo antes posible a su amor. Y el círculo sigue girando, arriba y abajo, deseada, valorada, reconocida, detestada, reprochada e indeseada.

Los hay que ya ni me esperan, ni me buscan, les da igual ocho que ochenta, su rutina no está marcada por mi jefe el reloj, y el tiempo va y viene paseando como alma en pena que deambula buscando su rincón celestial. A veces charlamos, o nos tomamos juntos un café sin prisas, ni reproches. En ocasiones me hacen recordar otros tiempos y contemplo que aún sigo emocionando a todos aquellos que parecen dormidos, o que más bien viven con otra intensidad mi paso.

Pueden ignorarme, desearme, explotarme, aclamarme, soñarme o maldecirme, pero a nada ni a nadie dejo indiferente. Llego, arraso, me impongo y someto cada una de vuestras actividades a mi antojo, esa soy yo la reina del tiempo, el ama de la duración, la guardiana de cada período. La coreógrafa de vuestros ritmos. Siempre a vuestro lado aunque mi presencia no sintáis.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.

7/9/2010.

lunes, 6 de septiembre de 2010

¡CHICOS, NOS VAMOS A CASA!






¡CHICOS, NOS VAMOS A CASA!

Daniel, abría el correo de regreso al barracón, la jornada había sido dura, y aquel sol, convertido en oscuridad tras su caída, parecía quemar aún en la piel y en su alma. Su traje de camuflaje maquillaba ese gran deseo de dormir plácidamente y despertar en su cama de Ohio. Iba, ya para diez meses, aquel destino provisional en Irak. Y nunca había deseado tanto el fin de su misión, cualquier traslado sería mejor que permanecer en este infierno.

Diez meses que parecían años, pesaban en su corazón como una losa, se notaba envejecido y saturado de ver un paisaje tan desalentador. La sequía no sólo le privaba de árboles y vegetación, sino de contemplar en aquel pueblo buenos propósitos, colaboración vecinal, alegría y seguridad. El miedo y el instinto de supervivencia aniquilaban los valores y principios de esta sociedad. El mundo se había vuelto loco, y aquí todo valía.

Los combates estaban a la orden del día. Bombas, convoys destrozados, mutilaciones de compañeros, heridos de gravedad, sangre, terror, y ese eterno por qué, que despierta cualquier guerra. Civiles iraquíes, hombres y mujeres normales, campesinos y obreros con un único objetivo: sobrevivir, habían paralizado sus vidas, el reloj detuvo sus rutinas, siete años atrás, desde que comenzó aquella cruel guerra.

Daniel recordaba las lágrimas de los niños, el dolor de las familias destrozadas, aldeas saqueadas, negocios incendiados, y atentados habituales y numerosos como parte de la actividad del país, como quién coge un autobús o toma un taxi en este mundo de paz, que ha trasladado su afán de lucha a otros lugares. Poniendo en juego la vida de tantos soldados americanos, pero eso sí fuera de sus casas, de su estado, de sus fronteras, en una guerra que todavía hoy muchos siguen preguntándose por qué. Y que cómodamente ven a través de sus pantallas.

El mensaje era escueto y altamente revelador, en un par de días la Cuarta Brigada Stryker de la Segunda División de Infantería cruzaría Kuwait, de regreso a casa.

No podía creerlo, por fin, su destacamento se marchaba, sus ojos brillantes, presos de la emoción, volverían a ver los rayos de sol reflejados en los campos de maíz, pasear de paisano sin importar dónde pisar, sin tener que explorar cada centímetro de suelo antes de apoyar, escuchar el revolotear de pájaros y el sonido de alguna antigua radio colándose entre las ventanas abiertas o las puertas a medio cerrar para evitar el calor asfixiante, y dejar paso al aire, fresco y renovador, que se instale a su antojo entre las cuatro paredes de cada hogar.

Salió de las literas para tomarse una copa y celebrarlo, aunque antes debía pasar por el baño. De camino a la cafetería saludó a Andrew uno de sus compañeros, su cara abatida y mustia le inquietó, Daniel supuso que desconocía la noticia, y cuándo se lanzó entre gritos y abrazos a comentársela, el soldado cayó al suelo derrumbado: - Daniel, acabo de leer el comunicado, no estoy en el grupo de regreso. Me han seleccionado para ser uno de los 50.000 soldados de la operación Nuevo Amanecer, por mis conocimientos debo seguir en activo para asesorar al ejército iraquí y colaborar en el mantenimiento de su seguridad, consiguiendo que se instale como nuevo habitante invitado en cada hogar. Tiene gracia ha sido mi curriculum el que me recluye aquí, mientras muchos otros, como tú, imagino, podréis volver a casa.-

- Vaya Andrew lo siento, lo siento mucho, creía que tú también te venías, simplemente al formar parte de la misma brigada. Compañero no te angusties, la seguridad terminará imperando, y verás como en unos meses todo estará más tranquilo y serás relevado de tu puesto. Vamos levanta y vente a tomar una copa, celebremos que la vuelta está cada vez más próxima. Que pronto veremos a nuestras familias y todo volverá a ser como antes.-

- Daniel, hay mucho que celebrar, al menos muchos lo vais a empezar a disfrutar ya. Amigo creo que a mi me queda algo más para ello, pero como tú dices las fechas están llegando y esto comienza a cambiar. Pero no nos engañemos, nada será igual, esto ya lo hemos vivido, en otros lugares, con otros nombres y por motivos diversos, pero nunca nada es igual.-

Bebieron juntos en la cantina del campamento, alegrándose de la partida de muchos y deseando la pronta marcha de otros, volver a casa ya era una evidencia con plazo fijado.

Mientras el gobierno iraquí se debatía en dudas y comentarios contradictorios. El consenso no terminaba de instalarse. Unos pensaban y apostaban por la efectividad de su ejército sin necesidad del hermano mayor americano. Otros como el General Babakar seguían pregonando que el ejército no estaría consolidado hasta el 2020. Iraq era un país de reciente democracia, desolado, recuperándose de tanta muerte violenta e injustificada, de una economía destrozada, del miedo y el espanto afincado en cada esquina. Merecían algo mejor que una seguridad a golpe de pito, porra y balas. Trabajo, comida, y confianza, poder caminar sin toque de queda, sin miedo a dejar caer el pie en el suelo y explotar al contacto. Poder jugar en la calle e ir al colegio con total normalidad. Todos merecían sin duda una vida renovada, llena de alegría, salud y bienestar.

¿2011, 2020, cuándo llegaría? Tal vez más pronto de lo que se pensaba, pero eso será otra historia, que el tiempo con su correr habitual nos dejará averiguar. Prometemos estar aquí para contarlo.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
6/9/2010.

sábado, 21 de agosto de 2010

XIV. A LAS BARRICADAS


A LAS BARRICADAS.

Ariadna caminaba apresurada y temerosa, la hora ya pasaba del toque de queda y era peligroso recorrer las calles de Atenas. Su última misión la había demorado más de lo esperado, aquel intercambio entre camaradas de la resistencia urgía a pesar de poner en peligro sus vidas, algo que solían arriesgar a diario, cualquier cosa era necesario e incuestionable si querían librarse del enemigo alemán.

En los momentos críticos solía templar los nervios recordando tiempos mejores, esos en los que los días pasaban lentamente y las obligaciones inexistentes otorgaban la oportunidad de disfrutar de su ciudad, sus gentes, de pasar todo el día en la calle sin miedo, corriendo y jugando, acompañando a su abuela ciega o persiguiendo a su hermano para averiguar que tramaba junto a su grupo de amigos. Acreste llevaba mucho tiempo fuera de casa, primero se presentó voluntario en las filas del ejército heleno, y después pasó a coordinar un destacamento del ELAS, uno de los grupos de la resistencia.

Ariadna le echaba tanto de menos, que no atendió los ruegos de su madre, ella tampoco podía permanecer impasible ante aquella amenaza nazi, Grecia era de los griegos, Atenas era su casa, su hogar y no deseaban al huésped impuesto, violento y nada afín a su idiosincrasia. Así fue como un buen día decidió seguir a dos miembros del EAM, los conocía de la universidad, de ideas estalinistas y necesitados de gente leal, experta y valiente no dudaron en aceptarla.

Familias separadas, incomunicadas y atemorizadas no entendían por qué todos deseaban ocupar su hogar, ellos que siempre habían pasado desapercibidos como esos parientes lejanos a los que casi nunca se les invita, ahora todos se reñían por tomar su trozo de pastel e imponer su menú al resto de los asistentes.

Notó unas pisadas tras de sí, ella aceleró su paso, resguardándose entre los escombros de los edificios que semiderrumbados aún se alzaban, deseando que una sombra pasara de largo y le devolviera la seguridad de sentirse de nuevo sola. Pero se resistía y a la tercera esquina cruzada Ariadna fue alcanzada, “la mano que toca queda suspendida, a medio suspiro apenas del beso, gemido a gemido se abre la herida y la noche cae por su propio peso…” Se sobresaltó y al girarse comprobó “en la oscuridad del toque de queda” que aquella mano que le asía con fuerza y desesperación era de Acreste, pálido y hambriento no atinó a hablarle. Ella lo sujetó con todas sus fuerzas y descubrió al acercarse la sangre que derramaba su herida. Buscó refugio, estaban lejos de casa y no podía con él, recordó el antiguo hospital, habilitado por la cruz roja, allí tenía conocidos, podrían atender a su hermano sin levantar sospechas.

Cruzaron la puerta trasera reservada para los antiguos suministradores y a través de la cocina abandonada hoy, dieron con uno de los despachos ocupado por un compatriota y amigo. Quién se alarmó al contemplar la gravedad de la escena. Les rogó silencio y discreción, para no correr peligro, salió directo al botiquín y demandó un médico.

Acreste permaneció en una cama improvisada junto a los archivos del antiguo hospital más de cuatro días, debatiéndose entre la vida y la muerte, acompañado por su hermana, aquella noche escribió, era la única forma de mantenerse despierta pendiente de Acreste y su evolución. Antes de que amaneciera lo supo con claridad, su hermano no desearía morir en unos archivos hospitalarios. Lo cogió como pudo y lo sacó de allí, de camino encontró una silla de ruedas, era un milagro tal hallazgo.

Ambos abandonaron el hospital, empujaba la silla con fuerza rezando que su aliento no se helara hasta llegar a la acrópolis, y desde el Templo de Zeus poder ver su último amanecer sin banderas ni uniformes nazis. Allí era como si nada hubiera cambiado. Los primeros rayos de sol aparecían tímidos Ariadna se acercó al oído de Acrestes y le dijo: - cariño mira, todo ha pasado, Atenas sigue siendo nuestra, gracias a ti y todos los valientes rebeldes, puedes irte tranquilo, nosotros aquí seguiremos.-

Un respiro hondo se escucha, seguido de una carcajada: - Ariadna lo conseguimos, malditos nazis tomar lo que merecéis, Grecia no está en esa cesta. – Sus ojos perdieron actividad, su mano agarrada a la de Ariadna se tornó fría y lánguida. Una lágrima recorrió sus mejillas, Acrestes había muerto libre y feliz como griego, como ateniense en su propia casa.
El médico, como cada mañana, acudió a los archivos para comprobar el estado de Acrestes, tan sólo encontró un par de cuartillas escritas sobre la cama:

“En tu propia fuente llorará la luna,
Con lágrimas hechas de gota de seda,
Haciendo que pese la bruma en la bruma
En la soledad del toque de queda
En la soledad del toque de queda.
Por cada rendija, el tiempo vuelve a las casas
Como una humareda en la soledad del toque de queda
Una lengua extraña murmura su precio
Y otra lengua paga moneda a moneda.
Cada trapecista suelta su trapecio
En la soledad del toque de queda,
En la soledad del toque de queda.”

Acrestes fue enterrado en una fosa común como caído en guerra. Nadie supo quién esculpió junto a su nombre este texto, hoy en día es una de las tumbas más visitadas y leídas. Ojala sirva para recordar qué no debe pasar jamás.
NOTA: El texto entrecomillado pertenece a la letra de la canción “ El toque de queda” de Jorge Drexler.

NIEVES JUAN GALIPIENSO
20/8/2010.

martes, 17 de agosto de 2010

CERRANDO CIRCULOS


CERRANDO CÍRCULOS.

Parece mentira, a mis 34 años y después de todo lo vivido, sigo poniéndome nervioso. Apenas he dormido esta noche y como en alguna otra ocasión, he desconectado el despertador antes de que estallara ese ruido infernal, que tiene por alarma.

Anticipándome a mi cita más de media hora, espero en el lugar acordado, concediendo al tiempo el beneplácito de ser mi mejor ansiolítico. Respiro hondo y trato de calmarme, dejando mi mente en blanco, abandonándome en este correr del reloj con la única intención de recuperar la serenidad, esa que suele caracterizarme, y es que todos los días uno no queda para conocer a su madre.

Crecí en una familia feliz, y no digo nací, porque hasta hace muy poquito desconocía su verdadero lugar así como a sus progenitores. Mis padres, los únicos que he conocido, me colmaron de amor, cariño, mimos y protección. En muchos momentos añoré tener un hermano, pero suplía esa carencia rodeándome de primos y amigos. En el colegio, primero, y luego en el instituto y universidad, nunca tuve problemas de integración y sociabilidad, solía hacer amigos con facilidad y sobre todo mantener las buenas amistades. Nunca recibí insultos, ni ofensas por ser adoptado, y francamente no lo sospeché, no tenía por qué hacerlo. Mi entorno era natural y sencillo y en él nada detonaba tal circunstancia.

Cuando mis padres lo creyeron oportuno se sentaron a los pies de mi cama y me lo confesaron, creo que ellos pasaron más apuro al desvelarlo, que yo al descubrirlo. Reconozco que al principio, el notición no provocó reacción alguna en mí, cosa que tranquilizó y alegró a mis padres, quiénes temían, que mi curiosidad los desplazara en mi escala o pódium de cariño y relación, desembocando en otros afluentes recién llegados al río de mi vida. Nada más lejos de la realidad. Tardó un par de años en despertar mi curiosidad.

Comencé revisando toda la documentación facilitada por mis padres, que era escasa e inconexa. Un par de recibos extendidos a un nombre de mujer, sin más identificación, justificaban el pago de los trámites y gastos ocasionados de mi adopción. Ni sellos, ni membretes que dejaran una pista por la que comenzar a investigar. Contando exclusivamente con el testimonio de mis padres, quienes aseguraban haberme recogido en la Clínica San Ramón de Madrid. Allí me vieron por primera vez y de allí me sacaron, por supuesto no ellos, para ser entregado a sus brazos.
Recuerdan perfectamente que fueron atendidos por un médico de mediana edad y una hermana, y aunque conocían la orden a la cual pertenecía y su nombre Sor Esperanza, desconocían el resto de datos personales.

Cuando quise preguntar por ellos y averiguar sobre dicha clínica, ya no trabajaban allí, era posible que incluso alguno ya hubiera fallecido. Así pues la misma clínica cerró al poco tiempo, perdiéndose la posibilidad de consultar archivos, registros, etc. Tan sólo obtuve silencio y ocultismo. Lo que me desmoralizó y desmotivó a proseguir en la búsqueda. Hasta que cayó en mis manos un artículo periodístico sobre: “Los niños del San Ramón”. Contacté con el editor y el periodista investigador del asunto, quienes me presentaron a otros posibles afectados.

La plataforma creada me ayudó a descubrir más sobre mi causa personal así como sobre la trama ilegal de adopciones poco claras y menos documentadas. El procedimiento era siempre el mismo o muy parecido, madres jóvenes, solteras de escasa economía a quienes informaban que su bebé había nacido muerto y recomendaban para su pronta recuperación privarse de contemplar la escena tan impactante. Esos niños nunca murieron, se registraban como hijos de padres desconocidos, abandonados y acogidos posteriormente por una familia caritativa y decente.

Tardé diez años en dar con mi madre biológica, sin saber si estaba todavía viva. Hoy voy a conocerla, me costó dar ese paso, y ahora estoy temblando como un adolescente ante su primera cita, ¿qué pensará de mi?, ¿le gustaré?, ¿querrá volver a verme después de este encuentro, o todo quedará en un par de horas?

Crecí feliz y muy dichoso, ¿nací…? No sé dónde ni cómo. Tal vez logre revivir, o mejor dicho fabricar estos recuerdos a partir de ahora. Pero si me preguntan por mi infancia, la emplazo en la calle Serranos, número 12, jugando con mis vecinos y compañeros de cole. Protegido y educado por María y Andrés, mis padres, mi familia.

NIEVES JUAN GALIPIENSO
17/8/2010.

lunes, 16 de agosto de 2010

POR SER MUJER...


POR SER MUJER…

Silana embarazada de cuatro meses, rezaba cada día a todas horas, para que su bebé fuera niño, no quería traer a este mundo a otra víctima, ser mujer en Afganistán era, poco menos que no llegar a ser ni un animal. Supeditadas primero al padre y posteriormente al marido. No deseaba mermar las capacidades de nadie, y mucho menos las de su propio hijo.

Nacida y educada en el anterior régimen, Silana pudo estudiar, llegó a conducir y su primer trabajo de recepcionista en un hotel de la capital se vio truncado con la entrada de los Talibanes al poder. Su esposo no era fanático radical, afortunadamente, pero siempre vigilaba que no llamara la atención, ni infringiera las leyes fundamentalistas, ya que también lo ponía en peligro a él. Dentro de casa reinaba un ambiente algo más liberal e igualitario, pero de puertas para fuera el burka y la intolerancia cubrían hasta los pies su cuerpo. Su matrimonio no había sido pactado de antemano, y aunque procedían de familias bien posicionadas, su unión había sido por amor.

Siempre temerosa ocultando una doble vida, desarrollada a medias, siempre mirando hacia atrás. Leyendo casi a oscuras en la habitación más escondida de la casa. Reprimiendo cualquier comentario al respecto para evitar las denuncias de sus vecinos. Era tiempo de aparentar. De represión y de reducir su pequeño mundo a una serie de concesiones privadas y secretas.

El cambio había sido brutal, y costaba hacerse con este nuevo modelo de sociedad, privada, de la noche a la mañana, de una serie de derechos, que se presuponen intrínsecos al ser humano, concedidos en cualquier otro país por el simple hecho de respirar. Se acabó poder seguir estudiando como había planeado, para ascender en su carrera hotelera, de ganar su propio dinero trabajando, ni hablamos. La religión, la política e incluso la vida social quedaban vetadas para cualquier mujer.

Salir a la calle era todo un suplicio, esta cárcel diaria redimía a más de una feminista afgana. Silana acariciaba su barriga y deseaba que su niño varón lograra casarse, algún día por amor, eligiendo libremente a su esposa, y disfrutando con ella todo lo que ahora se le privaba. Nadie imaginaba un futuro como este. Cada minuto respirando a través de la rejilla de su burka, coraza represora de libertades y cinturón de castidad de sueños e ilusiones de igualdad mermaba un poco más la facultad de ser persona, anulaba la de mujer y resecaba el corazón de más de media sociedad afgana, castigadas por su sexo, despreciadas por sus cromosomas. Era increíble, que el estandarte portador de vida, considerado en otras culturas, admirado, valorado y protegido, aquí representara lo más mundano e indeseado.

Nadie en su sano juicio podría ni debería considerar a su compañera de vida, de cama, madre de sus hijos, hija o hermana como un ser inferior, carente de derechos y justicia. ¿Cómo se puede matar a pedradas, o echar ácido sulfúrico a quién te ha dado la vida? Estas cuestiones indignaban a Silana y su familia, pero sobre todo la indefensión, la impotencia y ese desinterés mostrado por los países llamados del primer mundo, cultos, avanzados y terriblemente demócratas, acartonaban su alma cada vez más rancia y oscura, contaminada por tanta barbarie en nombre de la religión y la fe.

Ojala su primer hijo fuera varón, ojala luchara por defender otro mundo, y el paso del tiempo borrara cualquier ejemplo de tortura y dolor injusto. Ojala las urnas se impusieran y nadie fuera más que nadie. Ojala las piedras formaran parte de los muros y pilares de puentes y pasarelas que acercaran a sus gentes, de idiomas variados, de razas multicolores, de ideas infinitas y diversas. Ojala Silana no fuera otra víctima más. Y su segundo hijo pudiera llevar coletas y faldas, sin miedo a nada.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
16/8/2010.

jueves, 15 de julio de 2010

A SON DE VUVUCELA.



A SON DE VUVUCELA.


- Mira estas fotos, ¿recuerdas Sara?-
- Uy, ¿ahí estaban? ¡Madre mía, que recuerdos!-
- Fueron días gloriosos, el colofón a todo un año de esfuerzos, trabajo y sudor, nos dejamos la piel.-
- ¿No me digas que conservaste el recorte?-
- Sí, sabía que a ti te molestaba, pero a mí me encantó que todo el mundo supiera lo nuestro, así la polémica se zanjó.-
- No sé qué decirte se cuestionó tanto mi trabajo.-
- Bueno para muchos fuiste una influencia pésima en mi rendimiento.-
- Ah sí, ¿y para ti que fui, eh?-
- Para mí una bendición, que llegó micrófono en mano, permanece en el silencio y en la noticia, y espero que envejezca a mi lado. Cuando no haya nada que retransmitir, ni goles que parar.-
- Hasta que el mundo se pare o el universo se vuelva mudo, jajajjajajaaaa.-
- Exacto, seguiré besándote sin importarme ninguna opinión.-
- Vaya, ¿ni siquiera la mía?-
- Ay, de esa no podré escaparme, creo que ni regateándola, jajajjjaaaa.-
- Iker si ahora, en este momento estuviera entrevistándote, ¿qué dirías?-
- ¿Sobre ese día, el de la final?-
- No, sobre ese momento y los posteriores, la entrega de la copa, las sucesivas celebraciones, tus sentimientos días más tarde, y ahora años más tarde.
- ¡Uy! Daría para mucho esa entrevista. A ver guapa reportera ¿tiene usted tiempo para prestarme toda su atención?-
- Pues claro, espere que tomo nota, qué le parece como titular: ¿A QUÉ SABE LA GLORIA?-
- Jajajajjajaaa, no está mal, para ser improvisado. Ponte cómoda que comienzo.-

Me preguntan a que sabe la gloria, y francamente cuesta describir un conjunto de sensaciones tales. La culminación a un largo trabajo, a un período de esfuerzo y presión, sintiéndote en el ojo del huracán constantemente, obtuvo, en esta ocasión un grato resultado, una valoración positivísima, pero no siempre es así.

El sudor todavía recorría nuestra nuca cuando un escalofrío lo congeló al instante, la emoción me embargó y por mi mente pasaron miles de momentos, personas queridas, situaciones desagradables que aminoraban su amargor, conforme mis brazos alzaban aquel premio dorado. La recompensa obtenida fue tal, que todo había merecido la pena. Aunque el precio a pagar, a veces, fuera muy alto.

- ¿Qué fue lo más caro que tuvo que costear?-

- Sin duda mi vida personal, mi intimidad, como estuvo en tela de juicio, todos y cada uno de mis actos. Que tanta gente te escogiera como estandarte y baluarte de su suerte, del designio de todo un país frente a un campeonato mundial. La presión, las críticas, el no poder pasear llevando de la mano a mi chica sin ser perseguido, fotografiado y comentado. Agotar los destinos perdidos, incomunicados para evitar la prensa y poder disfrutar del silencio amoroso y ocioso. Ver a tu gente lejos y preocupada, deseando abrazarla y no poder. Reprimir deseos y necesidades básicas, que cualquiera disfruta, y nosotros debemos digerir sin que nos vuelva majaras.

Los espectadores sólo ven goles, césped, grandes sueldos, chicas hermosas y jóvenes con su vida resulta. Y ante eso exigen triunfos, buenos resultados y clasificaciones magnificas. Pero si preguntaras, ninguno sabría describirte nuestro puesto de trabajo. Obligaciones, responsabilidades, objetivos, que se esperan de nosotros, destinos antagónicos en función de nuestros resultados.-

- ¿Si pudieras retroceder en el tiempo habrías sido futbolista, sabiendo o conociendo todo lo que te esperaba?-

- Sí, sin duda, era mi vocación, no cambiaría nada. Bueno, sí, una cosa, poder serlo sin tener que alejarme de los míos, eso lo llevé fatal.

La victoria me supo a champán, a sonrisas constantes, a alegría y risa en todos y cada uno de nuestros huesos, a descanso, liberación, suerte. A amor, mucho amor y reconocimiento de tantas personas, de toda clase y condición. Y a eterno recuerdo de quienes me acompañaron, aconsejaron y velaron por mi formación como ser humano en valores y principios, primero, y después como futuro futbolista.

La fiesta estuvo servida en platos diversos, de primero una buena batucada en Sudáfrica. De segundo, un recibimiento en Barajas a pedir de boca. Paseo por Madrid sorteando las aglomeraciones, ese río de gente agotada de tanto calor, espera y canto, coreando nuestro triunfo. Embriagados por el apoyo y la admiración de la Casa Real al completo y la Moncloa. Repletos de tanto cariño brindado de forma espontánea por hermanos desconocidos. Con ese empacho, ¿quién logra pisar tierra y dormir como un simple mortal? Parecíamos semidioses regresados del Olimpo a la mundanal tierra.

Deseosos de ver a nuestras familias, de tener tiempo para reposar, conversar y compartir nuestra experiencia, sin flases, sin prisas. Cesaron los fogonazos de colores, el ruido, toda clase de himnos y de nuevo sudorosos por el calor humano y ambiental nos despojamos de la camiseta tan soñada, en esos momentos, e ignorada en otros. Nos resguardamos entre cuatro paredes bajo un chorro de agua fría, un torrente de vitalidad que pretende despojarnos de tanto obsequio otorgado y devolvernos algo de serenidad, capaz de hacernos conciliar el sueño, ese que durante 48 horas no ha estado presente, ahora se ha apoderado de nosotros. Por fin vacaciones y tranquilidad.

Regresar a casa fue especial, durante un tiempo no salí de ella, necesitaba el silencio, la luz justa y esa paz propia de la soledad. Me rodeé de mi gente y ante ellos no fue necesario interpretar, fui quién soy, sin temor a ser censurado.

El verano pasó y con él los compromisos regresaron, entrenamientos, concentraciones y cada uno a su equipo, abrazos y felicitaciones que no cesan, a pesar del tiempo. Y la normalidad, esa terrible famosa normalidad, se instauró.

De aquel equipo, hoy somos todos recuerdos, fotos, posters y recortes de periódico. Algunos siguen jugando en equipos inferiores, ya somos mayores, demasiado para este nivel. Otros entrenan y los hay quienes tienen su propio negocio.

¿A qué me sabe ahora la gloria, os preguntaréis?, pues a un dulce recuerdo que conmemoró una etapa de mi vida. Y que posibilitó que hoy esté y sea quién soy. El futbol me dio la vida y a él se la sigo dedicando, rodeado de los que amo, algo más ignorado y mejor camuflado entre esta muchedumbre de almas y corazones danzantes, que se apelotonan por las calles, en el metro, o en los pasillos de cada centro comercial.

Sara sigue a mi lado, por supuesto, y ojala sea por mucho tiempo, nos casamos. Cuándo la pareja del año se subía a la pasarela y a los escenarios. Y la pelota y el micrófono ya estaban en un segundo plano. Algún día tendremos hijos, si es nuestro destino, y entonces volveremos a sacar estas fotos y la historia recobrará vida. Volveré a sentir ese sabor, el de la GLORIA.

NIEVES JUAN GALIPIENSO. 14/7/2010.

miércoles, 7 de julio de 2010

XI.EL ARPÓN DE LA DISTANCIA.


EL ARPÓN DE LA DISTANCIA.

- ¿Qué ocurre, problemas? Están tardando mucho, ya lo han comprobado todo varias veces.-

- No sé, pero tenemos que seguir, nuestro barco espera, y Cilandro no creo que aguante mucho tiempo aquí. Vamos sigue caminando.-

- Pero Nara no puede quedarse atrás, no se han separado nunca, no lo resistirían. Y todavía no ha pasado la aduana. Voy a llamar a Encarna, ella me explicará.-

Nara no pudo zarpar en aquel hotel acuático, algo en su expediente clínico alertaba a las autoridades portuarias. Encarna y Pablo la acompañarían, nada comparado a Cilandro, que viajaba de camino a su nueva casa, atravesando mares y costas de diferentes países. Parecía inquieto y preocupado, Nara no estaba a su lado y no entendía por qué. Luisa y Jandro trataban de calmarlo y animarle. Colocaron su música preferida, disminuyeron la luz de su habitación y templaron el agua de su gran pecera, pero nada lograba apaciguar sus lamentos de vacío y soledad.

“Te seguiré hasta el final, te buscaré en todas partes, bajo la luz y las sombras y en los dibujos del aire.”

El primer requisito impuesto ya se había infringido, debían permanecer juntos, siempre, salir de su país era una aventura segura y fiable, toda una organización repleta de expertos y cualificados profesionales velarían por su integridad. Verse acogidos en otro país debía suponer una mejora para ambos. De nada habían servido las negociaciones previas, la cumplimentación de tanta petición y requerimiento, ni todas las medidas adoptadas para el cumplimiento de su protocolo.

Ahora alegaban algo ridículo, no detectado en otros países o ignorado por las anteriores fronteras. No tenía sentido. Alguien se había empeñado en separarlos.

“Te seguiré hasta el final, te pediré de rodillas que te desnudes amor, te mostraré mis heridas. Y con las luces del alba antes que tú te despiertes, se hará ceniza el deseo me marcharé para siempre.”

Nara estaba arrinconada en una esquina, sus lágrimas aumentaban el nivel casi rebosante del agua de su alcoba, todo a su alrededor imprimía tristeza y desolación. Alejada de su amor justo en este momento. La larga travesía que precisaban recorrer sería menos traumática, si el viaje lo realizaban unidos, intentando reconstruir un entorno fiel a su hábitat natural. Todo había sido calculado al milímetro, meses de pruebas y ensayos demostraban su aptitud. No se contaba con esto, una confusión burocrática en la traducción de su pasaporte.

“Te seguiré hasta el final, entre los musgos del bosque, te pediré tantas veces, que hagamos nuestra la noche. Te seguiré hasta el final con el tesón del acero, te buscaré por la lluvia para mojarme en tu beso.”

Cilandro no comió y sus gemidos silenciaban la banda sonara de su vida junto a Nara. La tristeza, la indiferencia, y la pasividad no llamaban la atención de nadie, decidió cambiar de estrategia. Comenzó alimentándose, necesitaba recuperar fuerzas. Descansó algo, fingiendo tranquilidad y sosiego. Sus amigos, los cuidadores se relajaron, todo parecía haber mejorado. Cilandro por fin se adaptaba a su nuevo medio sin Nara.

“Y con las luces del alba antes que tú te despiertes, se hará ceniza el deseo, me marcharé para siempre y cuando todo se acabe y se hagan polvo las alas, no habré sabido por qué, me he vuelto loco por nada.”

El barco reposaba en sueños, el silencio impuesto detonó su reacción. Cilandro se agitó con todas sus fuerzas, y de un coletazo rompió aquella urna prisionera de tanto amor. El agua lo inundaba todo. Alertados intentaron reprimir la furia de un delfín alejado de su amada, las redes ya estaban cortadas y Cilandro nadaba de regreso a Nara.

“Te seguiré hasta el final por la ladera del viento, para rogarte, por Dios, que me hagas sitio en tus besos. Y con las luces del alba antes que tú te despiertes, se hará ceniza el deseo, me marcharé para siempre, y cuando todo se acabe y se hagan polvo las alas, no habré sabido por qué me he vuelto loco por nada.”

Quienes contemplaron el encuentro no salen de su asombro y emoción. Cilandro se aproximaba al barco en el que Nara permanecía recluida, los sonidos emitidos por ambos eran desgarradores. Nara estaba inquieta, agitada, y en un quiebro su trampilla se abrió sumergiéndose en ese mar de camino a Cilandro. No se les pudo contener. El personal resignado tuvo que rendirse ante tanta fidelidad y dejarles a su antojo. Dicen los estudiosos de su lenguaje, que la luna y el mar fueron testigos de aquella dulce balada, entre gritos y gemidos ambos pronunciaban:

“Y con las luces del alba, antes que tú te despiertes, se hará ceniza el deseo, me marcharé para siempre. Y cuando todo se acabe y se hagan polvo las alas, no habré sabido por qué, me he vuelto loco por nada.” Mientras se unían en un acercamiento más parecido a un abrazo humano que a un contacto acuático. Sus lomos se fundieron, sus colas retozaban y nadando en paralelo se alejaron de tanto bullicio, nada les importó, y su casa habitual los acogió.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
7/7/2010.

jueves, 1 de julio de 2010

PAMELAS DE ESTUPOR.



PAMELAS DE ESTUPOR.

Leonor agitaba su abanico con graciosa delicadeza, aquel verano estaba siendo uno de los más calurosos y el grado de humedad rebasaba los límites de cualquier escala. Recostada en su diván frente al porche dejaba pasar las horas muertas, paladeando su coctel preferido con breves sorbos, y trasladándose en cada trago a una isla, escenario paradisíaco de tanto aburrimiento concentrado y deseo reprimido.

El traslado de su marido a aquella selva urbana, como ella solía llamarla empezaba a superarla. Imaginó estar rodeada de lujo y belleza, y en su lugar encontró sencillez y precariedad. Amadeo, médico de profesión y vocación optó por un destino necesario, una pequeña aldea africana benefactora de MEDICOS SIN FRONTERAS. De esto, por supuesto no sabía nada Leonor. Se lo ocultó y lo disfrazó de gran oportunidad profesional, formar parte de este equipo sería un privilegio y en unos años lograría llegar a la cúspide, siendo una eminencia en su especialidad, la cirugía interna.

Su esposa se imaginó rodeada de glamour y reconocimiento, asistiendo a grandes fiestas, recogiendo premios y colaborando desinteresadamente en cenas benéficas. Quiso creer que Amadeo había sido contratado por una clínica privada de alto estánding , y aunque al principio deberían cambiar de destino con frecuencia, en breve se situarían en una gran capital europea.

Tal era ya su desazón, que abandonó sus clases de idiomas, francés, inglés o alemán, que su magnetofón repetía una y otra vez como un papagayo eléctrico. Privando así la gran expectación de los niños de la aldea, que contemplaban fascinados aquel trasto negro emitiendo sonidos. Allí, lo más que precisaba era poder señalar. Y a base de mucha mímica y más paciencia lograr hacerse entender.

Mosquitos como águilas, polvo, calor, y penurias eran sus compañeros de aventura. Y la carrera hacia el estrellato no había pasado del primer escalón, o mejor dicho había descendido al subsuelo de la mediocridad.

Amadeo estaba encantado, aquella clínica improvisada en medio de la selva le permitía tratar todo tipo de enfermedades, diagnosticar dolencias rarísimas, de las que apenas los estudios médicos se hacían eco. Aquella aventura era un reto constante para él, poder mejorar la vida de uno solo de sus pacientes era una motivación constante y diaria que suplía con creces cualquier incomodidad. Su estancia era vista como una oportunidad permanente de salvar, curar y ayudar. Valores que le movieron a aceptar ese destino a pesar del desagrado de Leonor. Quién recibía la información justa y necesaria, altamente desvirtuada, para no destronarla de aquel trono autoproclamado por si misma como soberana consorte del futuro de la ciencia y la medicina.

Un buen día harta de tanta inutilidad, decidió dar un paseo por aquella marea de arena, cabañas, y cabras. Encontró a un par de niños que guiaban a su rebaño a golpe de palo y gritos repetitivos, cuando pudo oírlo con precisión se quedó perpleja, estaban mascullando expresiones en inglés, parecidas a sus lecciones. Estos pastores la habían contemplado durante horas repitiendo la pronunciación del vocabulario, y las coreaban como un juego, por diversión.

Leonor pensó que tal vez podría ser de utilidad aquel magnetofón abandonado, y su cabecita comenzó a estar ocupada. Con el tiempo logró formar una diminuta escuela con los niños pequeños que todavía no podían trabajar y como profesora improvisada impartió sus clases de lengua, matemáticas, historia y manualidades. Jardinería, cocina, costura y construcción completaban el plantel formativo.

Amadeo no podía creerlo, ver a su esposa tan motivada e involucrada con su pueblo la convirtió ante sus ojos y su corazón como la reina de su amor. Comenzó a recibir presentes de los padres de sus alumnos, incluso fue invitada a compartir mesa con el anciano ilustre de la tribu, el más sabio y patriarca del poblado.

Ella aceptó sin saber muy bien dónde se metía. Todo un despliegue de obsequios cubrían su mesa, los vecinos habían cocinado para la ocasión y el anciano la esperaba con sus mejores galas. Una falda a base de plumas y hojas, un gran medallón cubría su pecho arrugado y ennegrecido y una cinta de cuero sobre su frente sujetaba el blanco y lacio cabello. Tras una infinidad de reverencias la invitó a sentarse a su velador, repleto de comida y flores, las jóvenes de la aldea se habían encargado personalmente de prepararlo. Todos cuidaban de su anciano sabio, y le preguntó por su esposo, el médico del poblado. Ella le explicó torpemente que andaba ocupado salvando a uno de sus pacientes.

Llegó Said, uno de sus alumnos, quién improvisó la traducción simultanea del anciano. Disfrutaron de una grata velada, degustando grandes manjares típicos del lugar, intercambiando ideas y propósitos. A lo largo de la cena iban llegando lugareños para obsequiarla con presentes. Por un momento se sintió tremendamente querida, sentada en aquella silla rodeada de tesoros parecía una reina. No consorte, por los méritos de su marido, sino plena heredera de tanto cariño, agradecimiento y respeto por su labor con la tribu.

Aquella fue la primera de muchas cenas, conocida por todos como “Aiguazaro” la emperatriz de las palabras, se convirtió en un ser especial e imprescindible para el avance y la prosperidad de aquella pequeña aldea. Formando parte de sus vidas, ocupando un lugar exclusivo en sus corazones.


NIEVES JUAN GALIPIENSO.
30/6/210.