sábado, 12 de enero de 2013

LA LADRONA DE LIBROS. De Markus Zusac

Con más de 500 páginas este autor, para mí desconocido, me ha encandilado. Leer La ladrona de libros ha sido uno de los placeres más auténticos de este último mes. Hacía tiempo que un libro no me dejaba tan buen sabor de boca.
Por favor no dejar de leerlo, os atrapará como a mí, y os sentiréis parte de la historia, como si fuerais familia de los personajes.

Destacaría de su autor la originalidad a la hora de extructurar los capítulos. El vocabulario utilizado, apenas hay adjetivos, decribe prefectamente cada situación de forma muy concisa. No necesita explayarse para conseguir trasladarte a la Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Es capaz de hacerte percibir todas las sensaciones, toda la importancia y las repercusiones de cada acción en aquel momento, el de su historia. Con un lenguaje tan depurado de arquetipos, metéforas, etc logra que desde lo concreto no se pierda ni la belleza del lenguaje ni los matices de la historia. Conseguir ese efecto, para mí es todo un logro a valorar y admirar. Además me parece muy innovador las citas en negrita que va dejando en cada capítulo, a modo de telegrama da una noticia resumida, pero altamente esclarecedora, formando parte del argumento de la historia. Y para rematar la faena aparece una voz en primera persona, que narra su historia, que aunque nunca se la llama por su nombre, todos sabemos a lo largo del desarollo de la novela de quién se trata. Voz que comienza y termina esta gran historia, y como la vida misma, la rodea, nos rodea a lo largo de nuestra vida. En este caso a lo largo de toda la historia, esta voz en primera persona surge, realiza su labor y se marcha, hasta una nueva aparición.

La ladrona de libros nos muestra los entresijos de una sociedad, la alemana, en un momento crucial, el apogeo de Hitler y toda su campaña bélica. Himmelstrasse uno de los barrios más pobres de Molching, ciudad a las afueras de Munich es el escenario en el que sus habitantes intentan sobrevivir al hambre, las bombas, y la persecución antisemita. A través de los ojos de dos niños, Liessel y Rudy, y de sus familiares y vecinos el autor plasma de forma perfecta y humana cada sentimiento de injusticia, de miedo, de deseo, frustración, desconsuelo, ayuda, solidaridad y sobre todo mucha humanidad. Puedes estar a punto de perder la vida y eso te acerca más al prójimo, a intentar ayudarlo, aunque no se posea ni un mendrugo de pan. La ladorna de libros lo consigue, Liessel Meminger, a través de las palabras, convirtiéndose en la lectora oficial del refugio antiaereo, era lo único que tranquilizaba la espara. Max Vandenbug lo logra a través de sus dibujos, de esos libros improvisados que pinta para Liessel,  narrando una historia preciosa con imagenes muy elocuentes, dotando con ella ese caracter especial, afectivo capaz de dejarnos huella. Rosa y Hans Hubermann lo conseguirán a través de sus obras, su comportamiento es toda una declaración de valores. Un ejemplo del reaccionar humano en situaciones extremas. Y así, uno a uno, cada uno de los personajes de forma rutinaria y habitual deja ver un trasfondo histórico, político y filosófico.

Una historia apasionante, un compendio de originalidad y buen gusto. Un libro para llevar como único objeto a una isla o salvar de la quema en un incendio. Un autor joven, con un futuro increible a juzgar por esta obra.
Y desde aquí mi más sincera admiración, ya me gustaría a mí llegar a escribir algún día así de bien.

¿Y tú qué lees?