viernes, 30 de abril de 2010

PRECIOSA INEXISTENCIA




PRECIOSA INEXISTENCIA.

Noelia miraba su aspecto reflejado en todos los escaparates, que encontraba a su paso, de camino al trabajo. Aquella mañana se notaba diferente, el excesivo corte de pelo practicado la tarde anterior dibujaba en los espejos una cara distinta. Una visión renovada y divertida de si misma la motivó, y ese martes, parecía un día especial. Deseo poder compartir con alguien sus sensaciones, pero prefirió no comentar nada y observar las reacciones de sus compañeros de trabajo.

A las 15.01 h. La ficha de Noelia Garcés Blanco aumentaba una cruz más en aquel grupo de casillas. Al colocarla en su estante y levantar la mirada sus ojos chocaron de pleno con Roberto, uno de sus compañeros, algo mayor que ella, un tipo afable y detallista.

Noelia pensó: - Roberto se dará cuenta. Él suele fijarse en estas cosas, su chica lo tiene bien aleccionado, jajajjaaa, ¿a ver qué me dice?, seguro que como mínimo se sorprende.

Roberto la sonrío y agilizó su marcha, en su máquina le aguardaba un encargo delicado y no podía distraerse. Noelia no daba crédito. Pero imaginó que algo le inquietaba y sin darle más importancia ocupó posiciones en su puesto de trabajo y comenzó a desarrollar su tarea.

Las horas iban transcurriendo rutinarias, y con ellas las posibilidades de alguna novedad se iban reduciendo. Hubo algún cruce de miradas, acompañado de sonrisas con sus compañeras más próximas. Pero cada vez quedaba menos tiempo para que alguien se percatara de su gran novedad e hiciera un comentario al respecto.

El cansancio de Noelia aumentaba por momentos directamente proporcional a la reducción de su ánimo y motivación. Aquel día amanecido tan especial y diferente se ahogaba entre sudor, agotamiento y ese fatídico aburrimiento y desazón de quién se siente totalmente prescindible, indiferente y sin sentido en este mundo.

De repente, alguien se acerca por su espalda, siente su aliento y unas palabras la devuelven a la magia soñada: - Tú, hoy llevas algo raro. A ver que mire, jajajjaaa, deben ser tus vaqueros, ¿verdad?, son más ajustados de lo normal. ¿Vaqueros nuevos, qué gran evento ha ocurrido para llevarlos y traerlos aquí? ¿No será que has trasnochado y no has podido regresar a casa para cambiarte antes de venir? –

Noelia que había comenzado a sonreír pensando que por fin alguien se había percatado de su cambio de imagen, terminó torciendo su boca perpleja. - ¿Vaqueros nuevos?, no, no, que va. Siempre estás imaginando cosas raras.- Le contestó a su compañera mientras retomaba su labor.

La sirena sonó, su turno cesaba. Fichó y más cansada de lo habitual partió a casa. Sola como siempre, recogió un plato de sopa para llevar en el 24h cercano a casa y enfundada en su pijama de felpa amarillo cenó frente al televisor. Para acostarse en breve, recibiendo con algarabía y entusiasmo por parte del colchón y la almohada a otra victima de un peinado perfecto de peluquería. - Que bien lo estrujaremos, cada vez que cambie de postura, lo apelmazaremos al apoyarse sobre nosotros y mañana parecerá una bruja, jajá jajá, fiesta, hay fiesta corte de pelo nuevo, a por él.- Comentario sordo entre el colchón y la almohada. Tan silencioso, que Noelia calló rendida fundiéndose entre ellos bajo un sueño demoledor, siendo la única protagonista de su vida.

NIEVES JUAN GALIPIENSO
30/4/2010.