lunes, 23 de abril de 2012

LA PIEL DE TAMBOR


Mi último libro leido, más de quinientas páginas llenas de intriga, sospecha, fraude, engaño, apariencias y sobre todo Sevilla, mucha Sevilla. El autor demuestra un gran dominio de su geografía, recreandose en gran parte de cada capítulo describiéndola, además de un cultivado lenguaje, una narración admirable repleta de matices: dichos populares, lenguaje técnico propio de cada uno de los gremios abordados como el informatico, el eclesial, el banquero o el naval. Arturo Perez Reverte demuestra su gran habilidad narrativa y descriptiva. Sus personajes, fáciles de imaginar, no por su sencillez, sino por ese perfilado tan profundo que sabe hacer de sus vidas, consiguiendo que recobren la vida y lleguen a formar parte de nosotros. Todo está perfectamente hilvanado para ser creible, nada en su novela desentona o puede dar la impresión de casualidad, de eventualidad. Este libro denota una esmerada elaboración, cada párrafo esta escrito con un gusto, con un deleite, palabras y estructuras perfectamente escogidas. Nada de dar puntadas largas para acabar antes, Perez Reverte disfruta recreándose en el bordado minúsculo y preciso de una historia llena de matices y puntos de vista, como la vida misma. Es el primer libro que me leo de él, y anque al principio, tengo que reconocer que me exasperaba tanta descripción, con el tiempo he sabido descubrir el encanto de paladear el sabor de sus palabras. Por ello, libro totalmente recomendado y como guía o ejemplo para futuros escritores, para mí ha sido muy instructivo, pues no me queda nada para llegar a rozar su sombra, sólo su sombra. En fin da gusto ver cuánto hay que mejorar, nada como eso para motivarse. Valoración un 9.5 para Perez Reverte, el 10 nunca si no dejaria de estar motivado a superarse y mejorar.

jueves, 19 de abril de 2012

YA NO CALLAMOS...

Creo que merece un comentario profundo y sensato. Este viaje, es la gota que colma el vaso de un pueblo exprimido, ahogado y cansado, muy cansado de ver tanta injusticia, tanto abuso y desigualdad. Mientras sus subditos pierden hasta lo más básico, su empleo y forma de vida, ellos, nuestros soberanos se marchan de safari, viaje pagado con los presupuestos generales del estado. Dinero que sale de cada uno de nosostros. Tiene guasa la cosa, a penas podemos pagar todos los impuestos que el estado: políticos deciden aplicar sobre nosotros para mantener su ritmo de vida.

Para sustentar una monarquía que hace aguas por todos lados y un sistema político excesivo en cuanto a número y en cuanto a coste. ¿Cuándo van a tener la decencia suficiente para decir: ahora nos toca a nosotros, ya no podemos exprimir más al pueblo? ¿Qué se necesita para que les entre la cordura y la sensatez? ¿Qué tiene que hacer el pueblo para que esta cara dura cese, para que no se permitan estos abusos?

Estamos en crisis, sean ustedes los primeros en dar ejemplo. Políticos y Casa Real reduzcan sus gastos,ya. Fuera dietas y suplementos, fuera salarios duplicados por acumular cargos, fuera un senado de 300 miembros, fuera cobrar una pensión vitalicia estatal y trabajar en la empresa privada. Casa Real, fuera asignación económica para las infantas, si tienen su trabajo que vivan de él, y si no lo tienen que lo busquen y trabajen como cualquiera. Fuera tanto privilegio y despilfarro. Ya es hora de un cambio, y el cambio debe empezar por los poderosos, por todos los que tienen los bolsillos llenos a costa de nosotros, de todo lo que nos están chorizando. El pueblo ya ha cambiado bastante, a peor, ahora le toca a sus dirigentes.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
19/4/2012

SUMA Y SIGUE...

¿A QUE SE DEDICA EL REY?


RECIBIDO POR CORREO ELECTRÓNICO:



El rey Juan Carlos ha perdido el contacto con la realidad. O al menos, eso parece. Solo una profunda desorientación y desconexión con la sociedad a la que debe servir, explicaría –y mal- que le parezca bien ir a cazar elefantes. El viaje es totalmente inadecuado, impropio e injustificado.

Inadecuado, porque España está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.

Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.

Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace incomprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.

Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.

¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?

La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.