sábado, 15 de enero de 2011

HISTORIAS EN UN SIMCA 1000.


RECHAZO INOPORTUNO.

- Vaya con la prisa que tengo, ahora se pone rojo, a parar se ha dicho.-
- No puedo comprenderlo, ¿por qué ha reaccionado así Rosa?-
- Pero, ¿qué pasa, por qué no te mueves?, vamos que llegaré tarde. ¡Uy!, si ha marcado su intermitente a ambos lados, ¿pero te aclaras, te decides hacia dónde vas?-
- Que fracaso, esto no creo que lo supere nunca, ¿qué señal no entendí?, parecía estar claro que ella también estaba por mí.-
- Me parece que ocurre algo extraño, este vehículo no avanza, su conductor parece confuso y paralizado. ¡Oh no! ¿Le habrá dado un jama cuco y por eso no reacciona?, ya he tocado el claxon varias veces, pero si realmente le ocurre algo esto le pondrá aún más nervioso. Creo que debería bajar y acercarme, tal vez precise mi ayuda. ¿Pero en qué le puedo ayudar yo?, si me mareo nada más ver una gota de sangre. Y no recuerdo las indicaciones del curso de primeros auxilios que recibí hace una eternidad.-
- ¡Ay Dios que vergüenza!, Rosa no me volverá a hablar, y despídete de volver a bailar con ella los domingos en el centro.-
- Este simca sigue inmóvil, tendré que hacer algo.-

Marta abandona su coche y se dirige decidida y preocupada al simca parado justo delante del suyo, ese que le impide su marcha.

- ¿Señor se encuentra bien?, oiga está en verde debería de moverse. ¿Caballero me escucha? Mira que si es sordo el pobre, y no entiende ni papa, parece nervioso y contrariado. Menuda cola estamos formando, en nada se planta aquí la policía, y yo sin recoger a mi hijo. Pero claro no puedo abandonarlo, me podrían empapelar por eso, y si este hombre padece algo, mi obligación es prestar ayuda y auxiliar, además podría ser mi padre y en ese caso me gustaría que lo ayudaran. A ver Martita piensa rápido y actúa.-

Marta saca su móvil del bolsillo del pantalón y avisa a su hermana para que recoja a su hijo y le explica brevemente la situación. Golpea varias veces la ventanilla y la puerta del conductor desconcertado. Logra captar su atención y éste atina a coger la manivela y bajar la ventanilla de su simca.

- ¿Señor, me oye ...? ¿Puedo ayudarle?, sigue parado.-
- Hija, disculpa, ¿qué ocurre?-
- Eso quisiera saber yo, lo noto un poco nervioso, no se preocupe. Por favor, présteme atención: hay una cola terrible esperando pasar. Sé que no tiene claro hacia dónde ir, eso nos suele pasar a todos, pero o se mueve o podemos liarla a base de bien.-
- ¡Vaya cola! ¡Ay mi madre!, la que he formao, ¿Qué hago?, no sé.
- Tranquilo, no está solo, yo le ayudo.-

Marta se dirige hacia la cola formada e informa al primer conductor, después le pide amablemente que los adelanten en cuanto el semáforo se ponga verde y el carril contrario quede libre. Camina hacia delante y prosigue con sus explicaciones al resto de conductores. La cola comienza a fluir y ella regresa a su coche lo estaciona correctamente y se acerca al simca, que sigue inmóvil.

- Bueno esto ya marcha, no se preocupe. ¿Le parece si arranca de nuevo y se detiene en el arcén?, ¿Puede o prefiere que ocupe yo su sitio? ¿Me oye lo que le digo?-
- Señorita no sé, ¿cómo lo hago? ¿Qué me pasa, ayúdeme?-
- Tranquilo, tranquilo, estoy aquí justo para eso. Coja mi mano, ¿ve? Está firme y segura. Es una mano fuerte que le va ayudar, no tema. ¿Cómo se llama?-
- Ay Señor... no puedo..., Andrés, Andrés.-
- Muy bien Andrés estoy contigo, yo soy Marta, ¿notas mi mano?, voy a abrir su puerta, salga del simca, por favor.-

Marta abre lentamente la puerta sin dejar de sostener la mano de Andrés, se acerca a él y aprieta ambas manos, nota su tembleque exagerado, le mira a los ojos mientras le dice palabras breves y claras para llamar su atención. Andrés parece que logra calmarse y su pulso y respiración van siguiendo el ritmo melódico de las palabras de Marta, su ángel.
Ella consigue sentarse en el simca y apartarlo de la carretera, Andrés se ha acomodado a su lado, de copiloto, la mira totalmente perdido y asombrado, pero sobre todo agradecido por estar junto a alguien tan resolutiva.

- Andrés ya está, ¿ve? Ya tenemos su coche fuera de peligro. Ahora dígame: ¿se siente herido, tiene algún dolor o molestia? ¿Cómo se encuentra?-

Andrés se derrumba y rompe a llorar, quiere hablar pero el llanto lo hace ininteligible, Marta le pasa el brazo derecho por sus hombros y su mano izquierda vuelve a coger las de Andrés, trata de calmarlo y consolarlo.

- Vamos, Andrés no se ponga usted así, tranquilo ya pasó, sea lo que sea ya pasó. Vamos hombre no me llore, que una es muy sensible y con los días que llevo últimamente le sigo seguro, y ya somos dos. Esta carretera no está preparada para una inundación repentina. Por el bien de la humanidad deje de llorar.-
-¿Quiere que le lleve al hospital o que avise a algún familiar? ¿Qué puedo hacer por usted?-
- Pobre Marta, menuda situación.-
- No se preocupe por mí en otras plazas he tenido que lidiar, ahora lo importante es que recupere la serenidad.-
- Como un flan, mire, aún me tiembla todo el cuerpo.-
- Ya veo, pero, ¿le falta algo? ¿Le han robado?-
- El corazón y la confianza.-
-¿Lo tiene dañado, padece de él? ¡Ay Señor! No será un infarto, mire que para eso una no está preparada. ¿Llamo al SAMU?-
-¿Dañado? Acaban de rompérmelo en mil cachitos, he sido víctima de mi peor duelo. Creía que vencería, que esta vez mi contrincante arrojaría su guante, pero no, el rechazo se hizo con el poder y mi corazón enamorado cayó al suelo, pisoteado y moribundo.-
- No me diga más, se trata de un asunto de amor, o mejor dicho desamor.-
- Si hija de amor no correspondido. A mi edad, ¿cómo encaja uno esto?-
- A su edad y a la de cualquiera no es fácil de digerir, pero se supera, se lo digo yo.-
- Debí ser fiel a mi promesa y no mirar a más mujer que a mi Lucia, que en paz descanse, pero Rosa fue mi guía, esa primavera que entra sin apenas abrir la ventana y lo inunda todo. Nos conocimos en el centro social, bailando, bueno ella bailaba, yo tan sólo tomaba un café mientras recorría con mirada perdida la sala y saludaba a algún conocido. Con ella llegó la ilusión, las ganas de hacer cosas, de planear. En una palabra de volver a sentirme vivo. Un día reuní el valor suficiente y me acerqué a saludarla, mi intención era sacarla a bailar, pero otro pibe se me adelantó y me quedé con el hola en la boca y la mano tonta cómo haciendo una reverencia. Regresé a mi sitio abatido. Pero en el cambio de compases alguien golpeó suavemente mi hombro. Me giré y ahí estaba Rosa, parecía un ángel. Yo sonreí, no atinaba a decir palabra. Ella muy decidida se presentó y tiró de mi mano para sacarme a bailar. A partir de ese momento todo eran idas y venidas juntos, que si un café, que si una merienda, que si algún paseo para estar en forma, después pasamos a mayores y fuimos al cine juntos, al teatro y a alguna reunión de la parroquia. Y eso sí, no había más pareja de baile para mi Rosa que su Andrés, ni más mujer para mí que mi Rosa.
- Que bonito, ya me gustaría a mí dar con un Andrés como usted, pero siga, que le interrumpido.-
- Sabe, hace unos años dejé de conducir, siempre había tenido un simca 1000 verde, pues no recorrimos casi toda España mi Lucia y yo en él. Después le sucedieron otros, pero las aventuras más locas y que más recuerdo las viví con ella en ese coche. Tras su muerte, dejé de hacer muchas cosas, todo cambio enormemente, entre ellas dejé de conducir, ¿para qué? Si apenas salía de casa.-
-¿Por eso los nervios de hoy? ¿Era su primer día conduciendo después de tanto tiempo?-
- No que va, ayer recogí este simca, hace un tiempo me dije que si iba a volver a conducir y en definitiva a vivir, lo haría partiendo de lo mejor que ya he conocido. Así que vi a la venta este coche y me enamoré de él.-
- Andrés es usted un enamoradizo. Lucia, Rosa y ahora su simca 1000, no me extraña que no de abasto su corazón.-
- Lo sé, ha sido un capricho tonto, pero deseaba vivir con Rosa todos los planes que el tiempo nos permitiera, y qué mejor aliado que este compañero de fatigas, que aunque es más bonito que el mío me trae tan buenos recuerdos. Creí que sería un buen presagio. Y hoy ni corto ni perezoso recogí a Rosa con la intención de mostrarle mi reliquia y de exponerle mis intenciones.-
- ¿No me diga que hoy se le declaró a Rosa, y en este coche?-
- Si, si, que desgracia más grande. Todo parecía ir bien, fui cortés, educado y con tiento de no precipitarme. Y cuando terminé de exponer mis sentimientos, Rosa me miró compungida, me sonrió y sus ojos me mostraron un NO grande como una casa.-
- Pero, ¿le dijo que no le quería?-
- No, así no, comenzó a llorar y tan sólo me dijo: lo siento Andrés, no me esperaba esto, debo marcharme, olvídeme. Cerró de un portazo y ahí me quedé yo, en mi simca flamante recién comprado incapaz de articular palabra frente a aquel semáforo eterno.-
- Y yo estaba justo detrás esperando a que marchara.-
- Eso es.-
- Andrés, ¿cuántas cosas pasan en un momento, verdad? Es curiosa la vida, cómo pone gente en ella, en nuestro mundo, llegan, aportan, cumplen su misión y después se van. Nosotros solemos aferrarnos a ellas, y provocamos, alteramos el destino, pero de nada sirve.-
- Yo tampoco entiendo a esta mierda de vida, te pone un dulce, te lo da a probar y cuándo ya conoces su sabor y textura te lo quita sin más explicaciones ni consuelo.-
- Andrés no diga eso.-
- ¿Crees qué puedo acudir más al centro? Sabiendo que Rosa estará allí, que la incomodaré y que se pasará todo el tiempo esquivándome. ¿Y la gente qué dirá? Siempre tan juntos y de la noche a la mañana cada uno por su lado, sin motivo ni razón. No podré soportarlo, me quedaré de nuevo en casa, no saldré más.-
- No diga eso, ni hablar. Escúcheme atentamente: está triste y decepcionado porque ve a Rosa como su futura pareja, piensa que ella ha llegado a su vida para ser su compañera sentimental, y al ser rechazado se derrumban todos sus planes. El papel que le ha otorgado no tiene cabida en su escenario. Pero se equivoca de todas, todas. Rosa llegó a su vida con una misión muy clara y la ha cumplido de maravilla, usted ha pretendido alterar su cometido y ella se ha retirado.-
- ¿Su misión? ¿Y cuál era su misión, tú la sabes?-
- Está clarísima, cualquiera que le escuche ajeno a esta historia lo vería. Usted estaba aislado, solo y más muerto que vivo, aburrido, desmotivado, ¿quiere que siga con la lista?-
- No, no, más o menos me hago una idea, recuerde, estamos hablando de mi vida.-
- Exacto, en ese estado lo que precisaba y con urgencia, era un chorro de energía, una buena razón que lo pusiera en activo, que lo arrancara de su casa y de sus pantuflas y lo pusiera en circulación.-
- Menuda circulación he hecho.-
- Rosa fue ese empuje, le devolvió las ganas de vivir, le acompañó y le dio a conocer otra forma de ser feliz y de sentirse bien consigo mismo y con el mundo. Rosa le devolvió la vida, ahora le toca vivirla. No se cierre de nuevo, dele una oportunidad, que el tiempo fluya y vea que le depara el destino. Quedándose en casa ya puede adivinar que va a encontrar. ¿Pero y viviendo, y saliendo fuera de su coraza? Tal vez encuentre a esa mujer deseada, tal vez se llame Rosa, o Lucia, Ana, Isabel, ¿qué más da? Si ahora se rinde, si retrocede, entonces Rosa si habrá fracasado, y será usted quién la esté rechazando. ¿Realmente la rechazaría?-
- Yo, ni loco, si es lo que más quiero.-
- Entonces medite mis palabras, contemple esta visión de la realidad y actúe en consecuencia. Todo lo demás llegará.-
- Ay Martita, y disculpa estas confianzas, pero es que te veo como si fueras mi hija, ojalá así sea. Y el próximo domingo reúna el coraje suficiente para acudir al centro social y que Dios reparta suerte.-
- Claro que sí hágalo en este coche, y si no le sacan a bailar, avíseme, estaré encantada en enfundarme mi traje rojo y calzarme unos tacones vertiginosos, esos que apenas uso.-
- Mire le dejo escrito en este cartoncillo mi teléfono, acudiré muy gustosa.-
- Eres un sol, muchas gracias, me asegura que no recibiré un NO de usted, otro no podría soportarlo. Antes de contestar piénsese bien si esa es su misión o no.-
- Andrés no me trate de usted, y en cuánto a mi misión la he visto clara nada más avisar para que recogieran a mi hijo.-
- Marta, llegué a pensar que este coche estaba maldito, pero ahora creo que tiene sus momentos, como todos, jajajajjaaa.-
- Bueno, entonces ¿le dejo de camino en el ambulatorio para que miren ese corazón o le pongo yo una tirita de colorines que le gusta tanto a mi hijo?-
- Mejor me das un abrazo, dicen que es el más efectivo calmante contra el dolor, ¿te importa?.-

Marta sonríe emocionada y se funde en un abrazo con Andrés. Abandona el asiento del conductor, cediendo su lugar al dueño. Andrés muy agradecido se despide nuevamente partiendo en su flamante simca 1000, Marta quieta, lo sigue con la mirada, asegurándose de que todo marcha bien. Coge su teléfono y llama a su ex, acaba de comprender su papel.

NIEVES JUAN GALIPIENSO
15/1/2011.