miércoles, 3 de noviembre de 2010

ESPACIO TERRENAL.



No ha sido como contaban, a caballo entre dos siglos el XX y XXI, nuestra vida avanza y cambia, pero nada parecido a todas esas películas y novelas de ciencia ficción. Muchos dibujaban el futuro del 2000 con androides, polvo reactivo capaz de aniquilar la especie humana y animales eléctricos como símbolo de distinción. A fecha de hoy 24 de octubre de 2010, esta especie de ser humano, cada vez más en entredicho, sigue respirando oxigeno, vive, se reproduce, como siempre lo ha hecho, y se jacta de cuidar y mantener a un sinfín de animales, por supuesto de sangre caliente y fría, pero nada de componentes eléctricos. Algunos buscan en ellos compañía, otros una forma de responsabilizarse y de practicar, ¿cómo sería cuidar y desvivirse por otro ser distinto de sí mismo? Siguen existiendo categorías, pero es el dinero y su coste lo que decanta la balanza para según qué extremo. En ocasiones triunfa la excentricidad y se buscan mascotas poco domésticas como iguanas, lagartos, cerdos vietnamitas o serpientes pitón. Cuando triunfa la costumbre, es su coste lo que hace de él un animal de compañía de categoría. Para algo está el pedigrí y las razas.

Aunque el polvo existe, y nadie se libra de limpiarlo, y la atmosfera cada vez está más destrozada, seguimos respirando oxigeno sin necesidad de escafandras, ni trajes especiales. Los países se afanan por descubrir nuevas armas de tipo bilógico y destrucción masiva, almacenando todo tipo de misiles nucleares, capaces de destruir el mundo en segundos. Creo que eso les da seguridad, aunque a mí me resulte difícil comprenderlo. Por supuesto la humanidad sigue repartida en clases sociales, en países diferentes, en ricos y pobres, en blancos, amarillos, negros, mestizos, etc.

Lo que se dice viajar, la gente viaja, pero no a la luna. Ese destino todavía está en fase experimental, y cuesta una pasta. Marte y Júpiter despiertan nuestro interés, y aunque se cree que hay vida, todavía no recorremos galaxias. Las naves tampoco están aparcadas en nuestros garajes, seguimos desplazándonos con los medios tradicionales, que pena, automóvil, tren, barco y avión, eso sí algunos de alta velocidad. Menuda pasta me he dejado sacándome el carnet de conducir, a mis 18 años, tenía la esperanza de que en futuro no muy lejano el hombre inventara algo para poder desplazarse de forma más económica, rápida y segura. Por eso esperé tanto a intentarlo, por si aparecía un modelo de nave, que de forma limpia consiguiera trasladarme en minutos a donde yo deseara, y por supuesto sin preocuparme de conducirla, bastaría con trazar antes su ruta. Vamos una nave inteligente que me lleve hasta el fin del mundo con un simple chasquido de dedos. Pero no es así, a día de hoy recorrer 177 km. requiere aproximadamente 2 horas en coche, medio que se puede permitir casi la mayoría de habitantes. Y por eso hay fines de semana que no podemos vernos, me refiero a mi novio y a mí. Ojala pudiera subirme cualquier día a mi nave y en 10 minutos plantarme en Valencia, desafiando las distancias y las obligaciones laborales que nos impiden estar juntos.

El diseño arquitectónico ha avanzado muchísimo, cada vez cuesta más tener una casa, porque seguimos viviendo en ellas. Algún que otro privilegiado tiene un edificio inteligente, un hogar diseñado con las últimas tecnologías. Pero a la mayoría de los mortales pagar la hipoteca ya nos viene cuesta arriba, de tan sólo un habitáculo de 90 metros, a lo sumo, como para poder permitirnos ese derroche de avances. Nadie nos da la bienvenida al despertarnos ni elige nuestro vestuario, ni siquiera las luces se encienden, si antes tú no pulsas su interruptor. Los edificios no hablan, lo máximo que consigues es que el ascensor te indique la planta con una voz sugerente o que el gps te agobie con sus indicaciones. Siguen existiendo los carnets de papel y las tarjetas magnéticas, para identificarse. De momento lo de la retina, o la huella no se utiliza, a menos que vayas a chirona o al oculista. Pero en ambos casos no es para abrirte puertas o permitirte accesos.

Existen modalidades algo extrañas de buscar amigos o pareja, aunque las personas todavía no se clonan, puedes entrar en una red social y conocer cada perfil, buscar semejanzas y elegir a la carta que personas pueden ser tus amigas si ellas te lo autorizan. Fotos, comentarios, aficiones y opiniones describen a la que puede ser tu pareja, todo es empezar. Aunque los encuentros siguen siendo presenciales, las experiencias virtuales de sentirnos abrazados o cogidos de la mano por una persona que ya no está entre nosotros, o vivir sensaciones virtuales como si fueran reales todavía no existen, tan sólo algunos videojuegos y simuladores logran algo parecido, para nada comparable a lo que se presuponía en dichas películas.
Las tareas de la casa se hacen cada vez más rápidas y livianas, gracias a los electrodomésticos multifuncionales, pero de robots que lo hacen todo, incluso nos dan compañía y conversación, nada de nada. Vamos que enamorarse del hombre bicentenario hoy sería imposible, mira que cosas raras se han visto, pero lo máximo a lo que podría llegar alguien es a tener por par tener a una aspiradora, o un microondas o una termomix, que aunque realizan su papel de maravilla, mucho amor no despiertan.

Los uniformes parecen que vuelven a estar de moda, pero la gente sigue gastándose mucho dinero en ropa de diseño, para su tiempo libre, aunque a veces vistan bastante parecidos, siguiendo tendencias, todavía impera el ser diferente y que se note. Se compite hasta en la ropa, en los complementos, en el maquillaje. La belleza es otro de los grandes poderes de este mundo y en este nuevo siglo perpetuar la juventud es la meta y el sueño imposible de muchos.

Hemos visto intervenciones, pactos políticos, derribo de muros y apertura de fronteras, incluso más de una guerra ha sido retransmitida por televisión. Todo vale si consigue audiencia, y se dan de bofetadas por protagonizar montajes que después desmienten. Falsas acusaciones, relaciones presuntas, hijos inexistentes, querellas y denuncias.

Este es nuestro mundo, llegó el 2000 y aunque anduvo algo revuelto la odisea en el espacio no se dio. Diez años más tarde podemos hablar y ver a alguien que está en el otro extremo del mundo, pero sólo en el planeta Tierra. Podemos ligar por internet, realizar la compra o pedir cita en el médico, pero no podemos tener un clon ni comprar un androide perfecto hecho a nuestra medida. Las agencias de viajes trazan destinos exóticos y arriesgados, pero no puedes ponerte un casco y rodeado de cables viajar al destino elegido, relacionarte con gente de otras épocas o cambiar los hechos viajando en el tiempo.

Nada es como lo pintaron, ¿a Dios gracias?

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
24/10/2010.

REVOLOTEO.



Aunque mi cielo es común, no todos saben recortar las nubes para permitir que mi vuelo se cuele en sus corazones. Hada enigmática e inmortal contagió de sueños e ilusiones lo que toco. Una dosis de mis polvos mágicos aumenta la paciencia, potencia la fuerza para no desistir en el empeño y multiplica las ganas y la motivación.

Ingrediente principal en cualquier empresa acompañada de la constancia y la perseverancia. La espera a mi lado se hace más llevadera, imaginativa y menos aburrida. Hasta la suerte y el azar se rinden a mis pies y reclaman mi presencia.

Este motor incombustible es capaz de arrancar cualquier mala racha temporal, solucionar problemas o permitir que un rayo de luz inunde tu cueva tenebrosa.

Esa soy yo, quién espera y no desespera con ilusión, me saborea. Mis alas me guían hasta su corazón y reconfortado y nutrido ordena a su razón. La maquinaria se pone en marcha y todo es posible. Los objetivos se alcanzan, las metas se superan, y lo que parecía un milagro, ahora es una realidad.

Ay, esperanza esperanzada, nunca dejes de sobrevolar mi entorno, sin ti estoy perdida y vencida.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.

2/11/2010.