domingo, 24 de octubre de 2010

RECHAZADA



Creí que esta vez me libraría, que el valor acudiría y por fin mi estómago no sentiría culebrillas recorriéndolo. Pero no, has vuelto, fuerte y segura. Cayendo sobre mí, aplastando cualquier ápice de desparpajo y espontaneidad.

¿Qué fue del descaro y la sinvergüencería, de esa alegre despreocupación sin miedo al ridículo? Antes todo fluía de forma natural y continua. Ahora las planificaciones no dejan cabos sueltos. Todo está perfectamente preparado y ultimado, todo para asegurar una posición digna, un resultado óptimo, nada que pueda decepcionar. Nada puede quedar en entredicho.

Del bochorno paso al sonrojo, síntomas previos, y de ese calor interno al tartamudeo. El sudor se instala en mi frente y mis manos se vuelven temblorosas. Estoy siendo atacada por ti. Me escondo, necesito tranquilidad y soledad, para sosegar este arrebato de pudor exagerado.

Ni los manuales, ni la terapia han hecho efecto, sigues en mí, entras y sales a tu antojo. No soy tu amiga, no quiero nada contigo, ¿por qué te empeñas en seguir aquí?, ¿Por qué manipulas mis actos y los distorsionas a tu antojo?, ¿por qué me paralizas y haces de mí una mujer silenciosa, distante y tímida?, ¿por qué me amargas la vida?

¿No te da vergüenza a venir a esta fiesta sin ser invitada? Tú que alardeas siempre de respetar protocolos y normas. ¡Que vergüenza más desvergonzada!

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
24/10/2010.