miércoles, 21 de abril de 2010

PUERTAS CERRADAS





PUERTAS CERRADAS.

¿Por qué?, todavía me lo cuestiono. Todavía necesito hallar una respuesta lógica, que tal vez consiga aplacar mi ansia de justicia, que logre consolarme, como si algo pudiera llenar el vacío existente. No hubo nota, ni despedida, por otro lado algo natural, ¿con qué cara avisarías tu partida voluntaria? ¿Qué motivos de peso justificarían algo así?

No pensaste en mí, y si lo hiciste, debió silenciar tu voz, o borrar tus letras, ese pensamiento. Me dejaste aquí, sola, haciendo frente a tanta pregunta de la policía, de tu familia, de gente allegada a nosotros y lo peor de tantos curiosos, que sin apenas conocerte pretenden saber más.

No pude creerlo, parecía un mal sueño del cual pensaba, que en cualquier momento conseguiría despertar. Pero los días se sucedían y con ellos las noches, y no lograba descansar, cada vez que conciliaba el sueño asistías a mi, en una nebulosa, yo pretendía agarrar tu mano, pero nunca lograba acceder a ti. Tú estirabas el abrazo a la vez que caminabas en sentido contrario a mí. Hasta que agitada y sobresaltada despierto, e incorporada descubro que tu sitio sigue vacío. Que estoy soñando, y su final siempre es el mismo.

Sigo durmiendo mal, pero además las secuelas siguen aumentando, apena como, ya no sonrío, desconfío de todo y un rancio sabor de odio y culpabilidad me salpica, manchándome cada vez más. Sí, te odio, por tu egoísmo, por tu decisión, por hacerme tanto daño.

Sé que no volverás, y ya ni siquiera rezo para ello, sé que es un imposible. Tan sólo me atrevo a rogar a Dios, que me de la fuerza suficiente para no aborrecer cada nuevo amanecer, para lograr salir de esta cama con el ánimo de vivir todo aquello que tú decidiste privarte. Y que mi constancia y perseverancia logre hacerme olvidar, perdonarte y disculpar cada salida de tono ofrecida a los demás.

Ya no hay lágrimas, sólo rabia contenida, mal humor y amargura, esa es mi herencia. Deseo pagar mis deudas y librarme de este lastre. ¡Ah! por cierto, la próxima vez que decidas suicidarte no cuentes conmigo, no llames a mi puerta, no te presentes en mi vida. Pasa de largo sin más, como siempre te ha gustado.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
16/3/2010.

PRESENTADO A CONCURSO: II CONCURSOREATO BREVE Y MICRORRELATO DE NORTECASTILLA.
NO PREMIADO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario