lunes, 25 de octubre de 2010

INDESEADA



Sigues aquí, de nada ha servido tomar medidas, ni seguir terapias. Decidiste venir a por mí, y cerrarte la puerta no lo evitó. Te colaste por ese pequeño agujero que se creó en mi corazón.

Fue una mañana fría de noviembre, mientras intentaba levantarme de la cama, no fue fácil iniciar cada día sintiendo ese vacío cubierto de tristeza, incertidumbre y sin sentido. Entonces aprovechaste tú, para ocupar posiciones. Presidiste la tribuna de mi alma y el abono duró más de dos temporadas.

Cómo deseaba echarte de mi vida, no te imaginas cuánto te he odiado, por tu poder aniquilador de mi voluntad, por tu insistencia y fortaleza. Por hacerme tan desgraciada, por mantener en mi cabeza el mismo pensamiento, aquel accidente que me separó de Martín, mi hijo adorado.

Eres indiscreta e irrespetuosa, te impones a tu antojo y me sorprendes, pillándome con la guardia baja. Juanjo no pudo soportarlo más y hace un mes que se marchó. Tú piensas que voy de mal en peor, y eso te gusta, te regodeas en mi dolor, es tu alimento para seguir como un parásito viviendo en mí.

Silenciosa, persistente, llorona, quejicosa, aburrida, cansina, violenta y asquerosamente penosa. Esa eres tú, que lástima que sigas penando en mí. Vamos, sal, vuela, mi jaula está abierta, libérate, olvídame. Yo ya te superé.

NIEVES JUAN GALIPIENSO.
25/10/2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario