
ARREBATO.
Su labio entre mordido, ojos en blanco, respiraciones aceleradas. Silencio roto a golpe de gemido ahogado en suspiros casi silenciosos, una lágrima moja su mejilla. Y ese abrazo comienza a ahogar. Dos cuerpos enlazados en uno. Sin otro pensamiento, ni propósito que amarse.
NIEVES JUAN GALIPIENSO.
3/2/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario