
OPORTUNIDADES.
Salió pitando, no podía creérselo, todos sus compañeros le envidiaban y añoraban que una pareja de señores sonrientes y perfumados cogieran sus manitas y traspasaran aquella puerta que tantos años había sufrido sus golpes, patadas y alguna que otra pintada.
Daniel era el afortunado, le esperaba una nueva casa, dos hermanitos más con los que jugar, a los que apenas conocía y un papá y una mamá cariñosos y atentos. Su estancia con ellos en varias ocasiones le demostró, que esta vez no estorbaba, ni generaría discusiones.
Todos conocían su nombre y no le pedían nada a cambio. Era un chollo sentir siempre unos brazos abiertos, unas manos tendidas acompañadas de apacibles nanas, intrigantes historias y sabrosos dulces caseros, condimentado con cálidos besos, muchos besos. Su sueño hecho realidad.
PRESENTADA A CONCURSO: NO PREMIADA, NI SELECCIONADA.
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