
SÍ, PRESENTE...
Acampé entre tus labios y tu pecho, en esa zona, aún permitida, rodeada de cuerdas vocales. Sonaba tu campanilla y salía al ring, a comerme el mundo, a devorar cualquier instante feliz sin apenas paladear, para que tu sabor de boca tan sólo fuera amargo.
Entiéndelo debía asegurarme mi futuro en ti, si sólo recordabas lo negativo seguiría viva en tu mundo, ese que te construiste hace un tiempo, cuando los reveses bloqueaban tu red y perdías cada set.
Primero fue tu trabajo, aquel estrés por ser el mejor, después fue la falta de éste, y tu sentimiento de inutilidad. Razones no te faltaron para invocarme cabreado, decepcionado.
Tu salud se deterioró, la dejadez alimenticia y deportiva te pasó factura, otra más que añadir a mi lista. Los meses pasaban y nadie tocaba a tu puerta o llamaba a tu móvil último modelo. Estabas insoportable y Ana se marchó, normal, ¿no sé cómo aguantó tanto?
Dejaste de hablar, de salir, de buscar. Y yo me convertí en la reina de tus sueños, en la vigía de tus pasos. Monté guardia y custodié mi imperio. Ahora te preguntas por qué, y uno de mis peores enemigos dice ayudarte a mejorar, a vencer esta tentación de tenerme presente una y otra vez.
Si te sirve de consuelo te diré, que no eres el único. A veces no doy a vasto con tanta solicitud, tal vez será la crisis, ¿o quién sabe? esta soledad inoportuna, la falta de amor y cariño, o ese descontento generalizado que anula voluntades, váyase usted a saber. Sea como sea siempre acuden en mi busca, aunque no sirva para nada.
Pues bien, es mi turno, ahora me quejo yo, de tanta queja. Cambien sus comentarios, disfruten de lo bueno, transformen lo malo, y por favor permítanme descansar, creo que ya me lo merezco.
NIEVES JUAN GALIPIENSO.
14/10/2010.